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Juan Manuel Rodríguez

Después de la batalla pienso en Capello

¿Cabe mayor burla? Mítico San Siro (allí, por cierto, será donde se juegue la final de la Champions). El Deportivo de La Coruña visita al temible Milán. El equipo local necesita un buen resultado para pasar a la siguiente ronda. En un partido dramático, con Italia pendiente del hilo de su pentacampeón, el arbitro señala un penalti a favor de los gallegos. Djalminha se dirige al balón sin titubear, e Irureta ni siquiera mira hacia otro lado. El entrenador sabe que el delantero brasileño no va a cambiar de opinión. Ya ha pensado el gol. "Djalma" se dirige al balón, lo acaricia con la bota y se introduce pícaramente en la portería italiana. 0-1. Homenaje a Panenka. ¿Cabe mayor humillación? Silvio Berlusconi empieza a desbarrar y decide guillotinar a Alberto Zaccheroni, el hombre que le ganó la Liga 1998/99. La final de la Copa de Europa será en San Siro, aunque no habrá ningún equipo italiano ¿Dos clubes españoles quizás? Todo es posible en domingo.

Y tras la batalla, he pensado en lo que dijo Fabio Capello hace algunos días. El entrenador de la Roma afirmó que habían sido los técnicos de su país (Sacchi, Ranieri y, desde luego, él mismo) quienes habían introducido en España el chip del carácter. Habría mucho que hablar sobre ello (de los tres entrenadores citados anteriormente, el único que hizo algo destacable fue Ranieri en el Valencia; Sacchi se marchó y Capello ganó la Liga con un equipazo), pero, a la vista de los resultados, deduzco que igual vistieron un santo para desvestir a otro. Santiago les estará muy agradecido, pero no sé que pensaría San Benito –autor de La Regla– sobre la cuestión.

La debacle del fútbol italiano en Europa no tiene parangón. Ni siquiera aquella de la temporada 1981/82 en la que Juventus, Roma, Inter y Nápoles no fueron capaces de acceder a cuartos de final de Copa de Europa, Recopa y UEFA respectivamente. En aquella ocasión, el Calcio estaba representado sólo por esos cuatro equipos, y este año había ocho en liza. Uno a uno, despiadadamente, han ido cayendo Udinese, Fiorentina, Parma, Roma, Inter, Juve, Lazio y, ahora, Milán. El fútbol español (pase lo que pase el jueves) seguirá teniendo cinco clubes entre Champions y UEFA.

Me sorprenden ya pocas cosas. Acabo de enterarme que en el último álbum de Uderzo (Goscinny hace tiempo que nos dejó), Asterix se enamora y tiene celos de Obelix. Parafraseando a esos galos maravillosos, los tifossi italianos bien podrían decir que les cayó el cielo sobre sus cabezas. Aunque Capello, encerrado en su Villa romana, no se haya enterado todavía.

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