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Juan Manuel Rodríguez

El complot del "Fevernova"

Me resulta muy contradictorio comprobar cómo el Gobierno japonés se revuelve impidiéndole cruzar la frontera al único hombre sobre la faz de la tierra –me refiero a Diego Armando Maradona– que aún podría domeñar al "Fevernova", ese balón indómito creado por la marca "Adidas" y que corretea por ahí, libre, con el objetivo de que el Mundial 2002 sea el más abierto de la historia. Al parecer, el balón resulta incontrolable, insufrible, definido por unos como "pelota de playa" y por otros como "esfera imprevisible".

Marcos Alonso, que compartió vestuario durante muchos años con Maradona, me confesó que él le vio jugar con naranjas, botes y rollos de papel higiénico como si nada, con los pies descalzos y la mente despejada. A Diego, que no atraviesa ahora mismo por su mejor momento de forma mental, le acaban de elegir como el autor del mejor gol en toda la historia de los Mundiales. Y el Gobierno japonés, que no el coreano que se apresuró a invitarle (¿primera divergencia seria?), le impide pasar porque un día se drogó. A eso le llamo yo "política integradora": los drogadictos a la droguería, como antes mandaban a los leprosos a la leprosería.

Cada minuto que pasa tengo más claro que todo es un complot encabezado por el Primer Ministro Koizumi, probablemente con la colaboración tecnológica de Sony, Sanyo o Mitsubishi, para convertir el "Fevernova" en un "gadchet" rebelde, un robot que sólo responda a órdenes estrictas de científicos nipones, todos vestidos con batas blancas. Así los Nakata, Ono, Morioka, Norishima y compañía tendrán una posibilidad, sólo una, de llevarse el Mundial que organizan. Nosotros en España-82 fuimos mucho más tontos: remodelamos los estadios e invertimos miles de millones de pesetas para que al final quien saltara fuera el Presidente Pertini.
¿Alguien se ha tomado la molestia de averiguar lo que lleva este extraño "Fevernova" en sus entrañas?... ¿Es como los demás balones?... Si a Corea nos llevamos nuestros propios cocineros para evitar caer en la trampa de la carne de perro... ¿por qué Villar, hijo pródigo de Blatter, no propuso que cada selección se llevara sus propios balones? Así, nosotros jugaríamos con nuestro "Tango" de toda la vida de Dios, que ese sí que era un balón en condiciones que hasta podía controlarlo Leal, aquel jugador del Atlético de Madrid que se hizo famoso por llevar una escayola en el brazo.

Como alguien no convenza pronto a Koizumi de que deje pasar a Maradona para que cate el "Fevernova" me temo lo peor. Otra vez volviendo para España en octavos de final. Otra vez la mala suerte. Otra vez el gafe. El "pelusa" es el único que puede echarle el lazo a este retorcido invento del Imperio del Sol Naciente.

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