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Juan Manuel Rodríguez

El "entorno" está de fiesta

Sinceramente no creo que pueda aplicársele el sustantivo "éxito" a la temporada que está realizando el Barcelona. Quizás sea exitosa si tomamos como única referencia los últimos cuatro años, pero es un hecho innegable que no está a la altura mínima exigible en comparación con los cien años de vida del club. Con Real Madrid y Barcelona –los dos "grandes" de España– no puede haber descanso y el halago suele ser debilitante. Por eso me preocupan más si cabe las declaraciones de Joan Laporta cuando dijo el otro día, dándole la razón a ese "monstruo" que es Frank Rijkaard, que "todavía no hemos ganado nada" ¿Y qué posibilidades tienen de ganar algo?... ¿La Copa de la UEFA y quedar terceros o cuartos de la Liga?... ¿Eso sería ganar algo?... Laporta tendría un título al que aferrarse, pero no me gustaría que mezclara al Fútbol Club Barcelona con todo eso, no señor. El presidente (primer año al frente del club) podría sacar pecho si finalmente el Barcelona gana esa competición a la que nadie hace caso y no interesa absolutamente a nadie, pero, ¿el Barcelona?...
 
Al Barcelona –es decir, a sus futbolistas profesionales– habrá que decirles que tiraron por la borda la Liga sesteando en la primera vuelta y que colocaron al club a los pies de los caballos. Pero no; el "entorno" (un clásico) está feliz y contento y no ha salido a Canaletas a festejarlo de puro milagro. Hasta tal punto es así que incluso algún futbolista de la primera plantilla, emborrachado por la satisfacción que produce el hecho de encontrarse ya muy cerquita del tercer clasificado de la Liga, ha puesto en su punto de mira al Real Madrid. Menos mal que ha salido Ronaldinho a la palestra para darles a sus compañeros un pellizco de realismo y manifestar públicamente que el equipo de Queiroz es, a estas alturas de la competición, prácticamente inalcanzable.
 
Mea culpa porque nunca pensé que la incorporación del veterano gladiador llamado Edgar Davids pudiera revolucionar tanto un equipo. Y no creo que ni siquiera aquellos que cantaron las excelencias del holandés puedan explicar racionalmente (yendo mucho más allá del típico "es que tiene mucho carácter y corre mucho") por qué Davids cambió a ese equipo. Yo prefiero pensar que fue el resto quien reaccionó. Lo cierto es que los dos –Rijkaard y Davids– se estarán ganando a pulso su renovación a ojos de aquellos que constituyen el famoso "entorno". Y -ojalá me equivoque- no creo que fuera esa una buena noticia a largo plazo. Es probable que el señor Rijkaard sea el entrenador idóneo para quedar cuartos en la Liga, pero el Barcelona tendrá que luchar seriamente el año que viene por el campeonato o acabará pareciéndose demasiado al Atlético de Madrid.

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