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Juan Manuel Rodríguez

El gran "killer" del área

Hugo Sánchez tratará de demostrar en el Bernabéu, ante todos los aficionados que coreaban su nombre hace muy poco tiempo, que es mucho mejor entrenador que Camacho, y por todo ello tan merecedor como él de entrenar en un futuro próximo al Real Madrid.

Si el Real Madrid no encuentra tiempo suficiente para rendirle su justo y tranquilo homenaje anual a don Santiago Bernabéu es que ya no lo hay, ya no hay tiempo. El fútbol no tiene tiempo que perder, ni tampoco tiempo que ganar, y por eso el Real Madrid ha aparcado en segunda fila el trofeo que lleva el nombre y apellido de su ex presidente, una competición surgida con las mejores intenciones allá por 1979, pero descafeinada tras un cuarto de siglo en el que todo ha cambiado demasiado. El Real Madrid recibe a los Pumas de México entre la primera y segunda jornadas de la Liga española, y la única circunstancia realmente emocionante que yo observo en este partido de Tercera que trata de rememorar a uno de los hombres que inventó la Copa de Europa es el de presenciar a Hugo Sánchez sentado en el banquillo del rival madridista.
 
Creo recordar que aún conservo una vieja tarjeta de visita de Hugo Sánchez, el mejor vendedor de sí mismo, con un enorme "9" sustituyendo con lujo tipográfico y faraónico a la "g" de "gol" que lleva su nombre. Pero en realidad a Hugo, "Hugol", no le hacía falta que nadie le vendiera, se vendía muy bien él solito. Hugo Sánchez era tan bueno, tan bueno, tan bueno en su trabajo, que incluso sacaba tiempo suficiente para los fuegos artificiales, de ahí que inventara el "escorpión" -jugada que no recuerdo que hiciera en ningún partido relevante-, y pusiera nombre -el suyo, por cierto- a una jugada que no creó él pero que hoy conoce todo el mundo como "huguina". Luego, entre gol y gol, daba piruetas y se entretenía un rato. Mantengo la firme teoría de que Hugo Sánchez se aburría tanto de enchufarlas todas -con la cabeza, con los pies, con el pecho y hasta con el mismísimo culo le he visto yo meter la pelotita entre los tres palos- que hubo de buscarse un divertimento añadido.
 
Hugo Sánchez ha sido el mejor delantero centro de los últimos veinticinco años, y yo creo que también uno de los mejores de toda la historia del fútbol. Mucho mejor que Gary Lineker. Mejor que Marco Van Basten. Mejor que Ronaldo o Van Nistelrooy. Y tenía más mala leche que todos ellos juntos. Hugo era lo que hoy en día conocemos como un "killer", un "asesino del área", un auténtico "tiburón del gol" a quien caracterizaba sobre todo la inacabable ambición de ganar y el orgullo por vestir una camiseta. Hugo filtró a la prensa el nombre de la "quinta de los machos", harto de que sólo se hablara del "buitre". Era un futbolista con estrella, de ahí que sea relevante su presencia en el banquillo de los Pumas. Por eso y porque, aunque le sonría "amexicanadamente", no tengo la menor duda de que tratará de demostrar en el estadio Santiago Bernabéu, delante de todos los aficionados que coreaban su nombre hace muy poco tiempo, que es mucho mejor entrenador que Camacho, y por todo ello tan merecedor como él de entrenar en un futuro próximo al Real Madrid.

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