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Nadie ha acusado a Carlos Queiroz de atracar el Chase Manhattan Bank utilizando para tal fin una escopeta de cañones recortados y un viejo pasamontañas. No se trata de eso. En lo único que estoy de acuerdo con el entrenador portugués es en que, tras el 4-1 de Sevilla, el Real Madrid sigue siendo exactamente el mismo equipo, con sus mismos defectos e idénticas virtudes que cuando empezaron ésta y otras temporadas. Históricamente el Real ha sido un equipo volcado al ataque y con notables problemas defensivos. Lo único que ha hecho Florentino Pérez con su política de "Zidanes y Pavones" es dotar de mayor poderío a los futbolistas de arriba, debilitando quizás a los jugadores de retaguardia. Carlos Queiroz tendrá que torear en esa plaza como lo hicieron otros muchos entrenadores antes de que llegara él a ese puesto, pero nadie le ha acusado de asaltar el Chase Manhattan, eso no.
 
Aunque lo menos que podía exigírsele al portugués es que extrajera algunas conclusiones después de la que se montó en el estadio Sánchez Pizjuán. Y veo (oigo, apara ser exactos, en "El Tirachinas" de la Cadena Cope) que no es así. Carlos Queiroz está encantando de haberse conocido. No se arrepiente de haber sustituido a Rubén. Piensa que colocar a Pavón como lateral derecho era la decisión más coherente. Cree que su "tiritera táctica" fue todo un acierto. Termina diciendo que él también lloró como lo hizo el resto.
 
En conversación con Abellán, Queiroz fue más allá y dijo cosas ciertamente sorprendentes. Por ejemplo se mostró orgulloso –y entiendo que se atribuyó a sí mismo parte del mérito– de que el Real Madrid tenga tantos internacionales con España, Brasil y Argentina, como si el equipo madridista no hubiera tenido siempre un montón de internacionales a lo largo de sus cien años de historia. O cuando dijo que si hubiera alineado a Olalla le habrían criticado por no darle confianza a Rubén... ¿Llama "confianza" a retirar al chaval del campo en el minuto veinticinco? Lo más indignante es que, justo al acabar la rueda de prensa con todos los medios de comunicación, Queiroz dijo lo siguiente: "Espero que cuando ganemos otra vez 7-2 me conviertan en personaje del día". C.Q. quizá no se haya dado cuenta todavía de que, con futbolistas como Zidane, Raúl, Ronaldo, Figo o Beckham, siempre le van a exigir ganar los partidos por 7-2. Está entrenando en un club que, antes de que le ficharan a él, ya había ganado nueve Copas de Europa. Ninguno de aquellos entrenadores fueron elegidos "personajes del día" porque entendieron rápidamente que cumplían con su obligación.

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