"¿El cerebro de los futbolistas?", se preguntaba en voz alta el escocés Tommy Docherty, "muchos piensan que el Manual Labour es el presidente del Gobierno español"... Y, en referencia al extraordinario y polémico jugador inglés Paul Gascoigne, sentenciaba: "¡Qué desgracia de hombre, treinta años metidos en una cabeza de seis!"... Hoy existe una coincidencia casi generalizada en la prensa deportiva a la hora de destacar el buen talante de Samuel Chorlito'o, quien, tras insultar reiteradamente este domingo al Real Madrid, pidió perdón el lunes, un perdón, lógicamente, forzado desde la presidencia del Fútbol Club Barcelona.
El caso es que a Chorlito'o volvió a escapársele ayer que "una cosa es lo que uno puede decir y otra lo que uno siente", ratificando así que su petición de perdón público fue en realidad una pantomima, una chufla, una engañifa, una filfa, un soberano tongo. Chorlito'o fingió. Presas y compañía manejaron en la sombra a Chorlito'o, y éste, rememorando los peores momentos de aquel otro insigne catalán llamado Hristo Stoichkov, sustituyó aquel viejo "llorones" del portugués Luis Figo por un actualizado y mucho más agresivo "cabrón" repetido hasta en seis ocasiones diferentes. Atrás quedaba el tradicional "seny camerunés". ¿Qué pensarían los dualas, los bamilekes, los bamaunas? ¿Qué dirían los eondos? ¿Se avergonzarían los pigmeos bakas de lo dicho por Samuel Chorlito'o?
A Chorlito'o se le nota demasiado que sigue soñando con jugar en el Real Madrid, y ya le digo desde aquí que no es ésa en absoluto la forma de cumplir su sueño. Igual que Valdés, Gerard y el nihilista Presas tampoco atraerán a Florentino Pérez exhibiendo por Las Ramblas una bandera independentista catalana. Esas no son maneras. Pero en fin, volviendo al "caso Chorlito'o" que es el que nos ocupa ahora. El perdón interpretado por el "pichichi" de la Liga no es en absoluto creíble y alguien debería meterle mano cuanto antes porque su actitud es generadora de violencia. Pasa el tiempo y el delegado del Gobierno en Madrid sigue sin ponerse en contacto con su colega catalán. Pasa el tiempo y siguen sin castigar al "cochinicida". Pasa el tiempo y el "seny camerunés" ya no es lo que era. Pasa el tiempo...
