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Juan Manuel Rodríguez

El show continúa con Albelda y Laporta

¿Cómo es posible que, después de todo lo que ha pasado, el capitán del Valencia diga que el árbitro les ha hecho pagar a ellos la agresión del juez de línea?

Ya digo que nuestra Liga se ha convertido en un moderno "O.K. Corral". En ningún fútbol serio del mundo tienen los debates kafkianos que tenemos nosotros, con la aquiescencia de la federación y de nuestros máximos responsables deportivos. En ninguno. Hace falta cuanto antes una ley a la italiana, una ley dura, una ley clara, una sola ley que sancione a todos por igual. No estaríamos debatiendo sobre si Megía Dávila hizo bien o no suspendiendo el partido del otro día, ni si debía o no reanudarse el partido a puerta cerrada, si con anterioridad al monedazo de Mestalla, en circunstancias similares, se hubiera aplicado una ley. El argumento de quienes sostienen que Megía hizo mal suspendiendo el partido consiste en afirmar, entre otras falacias, que el agredido en cuestión podía haber seguido. ¡Vamos, que gracias a Dios no tuvieron que sacarle del campo en una caja de pino!

¿Por qué hace falta una ley que sustituya a los incompetentes comités federativos? Porque no aprendemos la lección. En "O.K. Corral" vence quien desenfunda la lengua más rápido. ¿Pudo haber provocado al chalado del monedazo lo que dijo Juan Soler? Pudo. ¿Pudo haberle excitado lo que dijo Quique Flores? Pudo. ¿Cómo es posible, entonces, que tras la eliminación del Valencia David Albelda vuelva con la misma historia y diga que se siente estafado y que espera no volver a encontrarse nunca más con Megía? ¿Cómo es posible que, después de todo lo que ha pasado, el capitán del Valencia diga que el árbitro les ha hecho pagar a ellos la agresión del juez de línea? ¿Y cómo convence ahora Megía a los aficionados del Valencia de que eso no fue así? Yo creo que Albelda es un demagogo de tomo y lomo y que está tratando de encubrir sus propios errores echándole la culpa a los demás.

En cuanto al Barcelona, que tiene todo el derecho del mundo a recurrir la cartulina roja a Ronaldinho, tres cuartos de lo mismo. No he creído, ni creeré jamás, en complots. Desde tiempos inmemoriales los complots se han fabricado para ser utilizados como cortinas de humo. Conviene tener siempre cerca un complot del que poder echar mano. No creo que, como aseguran otros, el Barcelona ganara la Liga del año pasado por la alianza entre Angel Villar y Joan Laporta sino porque en el Barcelona juegan Ronaldinho, Deco, Eto'o, Xavi y Puyol. Por idéntico motivo, tampoco creo que vaya a ganar esta Liga como pago de Villar al apoyo mostrado en su día por Laporta. Los árbitros se equivocan porque son malos, primero, porque son humanos, segundo, y porque cuando entran en un campo de fútbol no se pueden fiar ni de su padre, tercero. Si las quejas del "dream team" vienen ahora por el hecho de que el árbitro ampliara en tres minutos y treinta segundos la segunda parte del partido cuando debió hacerlo cuatro minutos, lo mejor es que apaguemos la luz, cerremos el kiosco y nos vayamos todos de vacaciones. Aunque con el dinero de la Liga de Fútbol Profesional va a ser complicado que lleguemos muy lejos.

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