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Juan Manuel Rodríguez

El último servicio de Carlos Queiroz

Los dirigentes madridistas tendrían que haberse excusado por haber colocado en el banquillo al botones de un equipo inglés. Gracias a Dios, nunca sabremos qué podría haber hecho Queiroz con una plantilla reforzada con Samuel, Owen, Morientes y Woodgate

El penúltimo servicio de Carlos Queiroz al Real Madrid consistió en recomendarle a Ferguson que fichara a Solari. Su último servicio ha consistido en afirmar que "los dirigentes deberían meter la mano en la conciencia y pedir perdón por lo que sucedió la temporada pasada". ¿Y qué fue lo que sucedió la temporada pasada?... Muy sencillo: Florentino Pérez quiso darle un nuevo y arriesgado impulso al proyecto que encabezaba hasta ese preciso instante Vicente del Bosque, y, agobiado porque no tenía nada más a su alcance, fichó como primer entrenador a un desconocido a quien avaló Jorge Valdano. Tiene razón, por tanto, Queiroz cuando asegura que los directivos deberían pedir perdón por sus fallos, aunque el ex técnico merengue se estuviera refiriendo a la política de fichajes, mientras que yo siga sosteniendo que la "madre de todos los errores" consistió en apostar por entregarle la plantilla más cara del mundo a un entrenador sin la categoría suficiente para dirigirla.
 
El caso es que Queiroz parece virulentamente atacado por el "síndrome del ex". Tuvo doce largos meses para hablar, y sin embargo prefirió callarse a la espera de que Zidane y compañía le sacaran las castañas del fuego con su innegable calidad futbolística. La contratación de este hombre sólo fue superada, en cuanto a la sorpresa generalizada que supuso para todos nosotros, por aquella otra del defensa central Spasic, a quien ya dije en otra ocasión que en su día confundieron con un directivo debido a su incipiente calvicie. Alguien se encargó oportunamente de filtrar que a Queiroz le definía, sobre todo, el trabajo con los chavales, y que sería por lo tanto la persona ideal para explotar a los pavones, eje fundamental de la teoría florentiniana. Pero con Queiroz, ni pavones, ni pavos, ni pavoncillos; a quien acabó quemando fue a los galácticos con el consiguiente desplome físico y moral del equipo.
 
En la última entrevista concedida a "El Tirachinas" de la Cadena COPE, Queiroz tuvo la desfachatez de decir que ahora ya sabía lo que no tendría que hacer en el futuro si le tocaba entrenar a otro equipo. ¡El mejor club del mundo supuso un cursillo de formación profesional para el segundo entrenador del Manchester United! Por eso sí tendrían que haberse excusado los dirigentes madridistas, por haber colocado en el banquillo del equipo más laureado de la historia al botones de un equipo inglés. Nunca sabremos qué podría haber hecho Queiroz con una plantilla reforzada con Samuel, Owen, Morientes y Woodgate. Nunca lo sabremos, gracias a Dios, aunque quizás hubiera seguido callando y cobrando a final de mes.

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