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Juan Manuel Rodríguez

El único mérito de Futre

Acaba de hacerse pública la ampliación del contrato que vincula a Paulo Futre con el Atlético de Madrid. Tres años más estará dirigiendo (mientras no le entre el siroco a Gil) al equipo rojiblanco desde las alturas deportivas. Por mucho que trato de escarbar, no le encuentro al ex futbolista portugués otro mérito que no haya sido el de sujetar al presidente, tirarle de la cincha deportiva cuando ya iba a sacar la mano a pasear. El dueño de este club es conocido mundialmente por sus "bailes de San Vito", danza para la que parece no haber encontrado orquestación con Paulo (Pablito para don Jesús).

Aunque, pensándolo bien, puede que Futre sí haya tenido otra virtud: incorporar a una plantilla deformada, mal hecha desde el primer día, un par de buenos jugadores –fundamentalmente su compatriota Dani–. Salvo la paciencia (y ésa le venía impuesta por las nefastas circunstancias) no logro encontrar otro mérito a la gestión de Futre. Sin embargo, coincidiendo con su llegada al despacho, el Atlético ha experimentado una mejoría deportiva importante. Por eso, supongo, siguen confiando en él.

Ha habido una cosa que no me ha gustado nada. De todos es sabido que Jesús Gil no traga a Marcos Alonso (ya lo comenté aquí mismo en alguna ocasión); desconozco dónde arrancó esa historia, aunque probablemente el "pichón" le haya parado un par de veces los pies al presidente. Sigo creyendo que Marcos no continuará en el club incluso en el hipotético caso de que el Atlético ascienda a Primera División. Será otro error, pero la historia reciente de este equipo está jalonada de ellos. Me ha parecido insultante que Futre –justo el día en que le reconocen como máximo responsable deportivo– no haya apostado decididamente por el entrenador que ha protagonizado el resurgir rojiblanco.

Futre ha dicho que Marcos es y será su técnico hasta el 30 de junio. Impresentable. Aunque seguramente no haya querido jugársela mucho más allá, consciente de que Gil podía reconvenirle en presencia de los periodistas. Si el Atlético continúa la próxima temporada en el "infierno" de Segunda, la cabeza de Marcos será servida calentita y en bandeja de plata. Si el equipo asciende, Paulo (o Pablo; Pablito para don Jesús, que le conoce como si le hubiera parido) ya se encargará de buscarle al presidente un entrenador italiano, alemán o inglés pero, sobre todo, muy, muy caro. Un entrenador que pueda afrontar el reto de mantenerse en la División de Honor del fútbol español. No será Sacchi. Tampoco Ranieri. Lo mismo convencen a Luis. Mientras tanto Futre –como Joe Rígoli– sigue. Mientras el Atlético gane, claro.


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