Me quedé patidifuso la primera vez que vi a la “mondina” Silvana Mangano en “Arroz amargo”. Luego he seguido danzando con la boca abierta de Anita Ekberg a Sofía Loren, y de ahí a Edwige Fenech hasta llegar, por fin, a Ornella Muti, mito erótico por excelencia para todos los hombres de mi generación. Ahora la que manda es Maria Grazia Cuccinota, auténtica bomba humana de neutrones y protones, un espectáculo. Confieso que cometí un pecado imperdonable al aparcar la noticia por excelencia de este mes de junio: el “strip tease” de la modelo italiana Sabrina Ferilli, seguidora acérrima de la Roma, que prometió desnudarse en público si su equipo ganaba el scudetto. Entre tanto Minguella y tanto Geovanni, con tantas “torres gemelas” y tanta recalificación por el bien general comunitario (¡faltaría más!), uno ha ido perdiendo por el camino el sentido lúdico de la vida y, por extensión, del deporte. La Ferilli lo entendió así y quiso darnos una lección de anatomía a todos, aunque no llegara hasta las últimas consecuencias y se quedara en bikini. Para mí fue más que suficiente.
Espero que ese tipo de celebración erótico-festiva se consolide, convirtiéndose en una tradición exportable al resto del mundo; serviría de acicate y le pondría un poco de guindilla a un deporte que languidece a base de reglamentismo, “no comments” del personal y “butroneros” con licencia FIFA para guindar. ¿Qué daría un aficionado del Atlético de Madrid por un ascenso a Primera adornado con un “strip tease” de Mabel Lozano? Yo, por mi parte, estoy harto de compartir mi vida profesional con tíos feos y fondones (supongo que será recíproco), directivos dimisionarios y de los otros y representantes anodinos que surgen de los despachos como las setas.
La celebración de la Roma me pareció un ejemplo de festejo deportivo: la gente en la calle, cantando, riendo. La gran Sabrina como abanderada del equipo de Fabio Capello, el “sargento de hierro”. Todo coral e italiano, neorrealista diría yo. No me parece mal que Florentino Pérez quiera parar el mundo para celebrar el centenario del Real Madrid (aunque ya ha surgido alguna Peña del Barcelona ofreciendo resistencia al paseo militar de F.P.). Un poco prepotente quizá, pero legítimo en cualquiera de los casos. Aunque si se me permite elegir entre la llegada a Madrid de Clinton, Bush senior y Jimmy Carter, el concierto de Julio Iglesias y el partido contra los Angeles Lakers, por un lado, y un guiño, uno solo, de Sabrina Ferilli por el otro, yo me quedo con la italiana. Y seguro que Clinton compartiría mi opinión.
En Deportes
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro