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Recuerdo haber visto suelto por ahí, no sé si en Hermano Lobo o El jueves, revista esta última que aún sigue editándose por cierto, un acertijo consistente en lo siguiente: tres frascos vacíos y, por encima de todos ellos, una solitaria y jugosa piña... ¿La solución? Muy fácil: "¡Frasco, frasco, frasco... arriba es piña!", parodiando un grito que se hizo muy famoso durante la dictadura de Franco. A lo mejor al final de este Mundial, pero ya sin acertijo, en el sentido más literal posible, acabamos todos gritando "frasco, frasco, frasco", porque fue precisamente eso, un frasco de colonia, lo que impidió que Santi Cañizares, con todos los pronunciamientos a su favor para ser el portero titular de España en Corea, pudiera disputar el campeonato, dando entrada a Iker Casillas, hoy transformado en "Cascorro deportivo", pero hace sólo un mes escaso suplente de César en el Real Madrid y del susodicho Cañete en la selección nacional.

Ese frasco, que ni se había sacado el titulo de entrenador ni nada, se convirtió de la noche a la mañana en un estratega de valor incalculable, forzando a Camacho a que diera entrada al "principito merengue". Al mismo tiempo que caía, el frasco ponía en funcionamiento la inexorable "teoría del caos" según la cual si en Nueva York aletea una mariposa, en China puede producirse un maremoto. Ni "Camachos", ni "Carcelenes", ni "Lozanos", el verdadero estratega es el frasco. Al seleccionador argentino Marcelo Bielsa no pudo salvarle del fracaso su frenética obsesión por controlarlo absolutamente todo, mientras que al seleccionador español fue un frasco de colonia, y que me perdone Cañizares, el que le libró de la segura eliminación ante la República de Irlanda.

Rafael Alberti, testigo presencial de la final de Copa que Fútbol Club Barcelona y Real Sociedad disputaron el 20 de mayo de 1928, homenajeó al portero culé, conmocionado y ensangrentado tras una salida suicida a los pies del delantero Cholín, con su "Oda a Platko". Miguel Hernández dedicó su "Elegía al guardameta" al portero del Orihuela, muerto al golpearse contra uno de los postes tras un dramático plongeon. Pedro Montón Puerto hizo lo propio con el mítico Zamora y su oda al portero del Real Madrid. Invoco esos precedentes, para exigir a Paco Umbral, Javier Marías, Eduardo Mendoza o Arturo Pérez Reverte (cualquiera de ellos me vale) que se pongan manos a la obra con Iker Casillas, el gran héroe de Suwon. Nunca un frasco de colonia resultó tan importante para nosotros en la fase final de un Mundial. Teniendo en cuenta que Camacho se equivocó en sus cambios ante Irlanda, yo creo que sería de justicia darle otra oportunidad a él. Me refiero al frasco, claro.

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