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Juan Manuel Rodríguez

Gaspart, Reyna y el "Mac Guffin"

Alfred Hitchcock le explicaba así a Francois Truffaut en qué consistía su famoso "Mac Guffin" cinematográfico: dos hombres viajan en un tren, y uno le dice al otro: "¿Qué es ese paquete que ha colocado en la red?", a lo que éste respondía: "Es un Mac Guffin"... "¿Qué es un Mac Guffin?"... "Pues un aparato para atrapar leones en las montañas Aridondaks"... "¡Pero si no hay leones en las Aridondaks!", a lo que el segundo respondía: "Entonces eso no es un Mac Guffin". Con su eliminación de la Champions League, a la directiva del Fútbol Club Barcelona se le acabaron definitivamente todos sus "Mac Guffin"... El "Mac Guffin" de los arbitrajes... El "Mac Guffin" de la conspiración... El "Mac Guffin" de la provocación de Luis Figo... Hasta llegar al "Mac Guffin" de la imbatibilidad europea, como si ganarles a rivales de medio pelo en las inútiles primera y segunda fases sirviera para algo más que para distraer la atención de lo realmente importante: el Barcelona tiene una plantilla del montón.

Exactamente los mismos que el domingo celebraban en sus crónicas y columnas de opinión el empate a uno del estadio Santiago Bernabéu (por cierto, otro "Mac Guffin") exigen hoy la inmediata convocatoria de elecciones. Nadie quiso profundizar en la crisis que asola al Barcelona, un club roto desde el punto de vista deportivo y en una situación económica muy preocupante. Era mucho mejor (para ellos) sobrevivir vendiendo una imposible final europea. Hoy sin embargo eso ya no es posible y, salvo que ahora Reyna se atreva a sacar el "Mac Guffin" de la "final four" de baloncesto, el club ha tocado fondo. No existen excusas, no hay escape posible.

Todas las voces razonables (que coincidieron también con las más críticas) apostaron por las elecciones en el preciso instante en que Joan Gaspart decidió marcharse del club. Incluso eso hizo mal, designando un "delfín" que se lo ha pasado pipa durante todos estos meses cazando leones en las montañas Aridondaks con su "Mac Guffin", jugando a ser presidente del Fútbol Club Barcelona. ¿Y ahora qué?...

Alguien deberá construir el equipo de la temporada 2003-2004. A Radomir Antic sólo le podía salvar la Champions y, puesto que él no seguirá, deberá ser otro equipo técnico el que decida qué futbolistas se contratan y cuales no siguen en el club. Aún quedan cuatro meses para el inicio de la próxima campaña y, aunque la tarea es tremenda, quedaría justo el tiempo necesario para hacer una plantilla a la altura que exige la historia del Barcelona. Y sin más "Mac Guffin", por favor.

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