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Lord Heathfield se estará revolviendo en su tumba. Entre 1779 y 1783 aguantó el sitio de españoles y franceses siendo gobernador de Gibraltar, lo que posteriormente le valió su ascenso al estrellato. El intrépido Elliott no habría imaginado nunca que sus descendientes se atribuirían el invento formal del fútbol y que, dos siglos después del asedio más largo de la Roca, seguiría dilucidándose el futuro del Peñón. Mucho menos que la federación española de aquel deporte con patente inglesa pararía los pies a la colonia de la Corona. "¡Ozú!", que diría un gibraltareño.

La federación española logró por fin eliminar del orden del día del comité ejecutivo de la UEFA la posible inclusión de la federación de Gibraltar. Gerardo González recibió un informe confidencial por el que los abogados que llevaban el asunto (un alemán, un belga y un suizo) aconsejaban que se diera el OK definitivo a la petición gibraltareña. No habría tenido mucho sentido puesto que los próximos días 11 y 12 de octubre, en la reunión de Praga, piensan cambiarse los estatutos para impedir que ningún territorio que no esté reconocido por la ONU pueda ingresar en la UEFA. Villar le hizo ver a Johansson que no podía admitirse a Gibraltar para, dentro de un mes, excluirla de nuevo en base al nuevo reglamento. El ridículo del sueco habría sido mayúsculo.

Ahora que todo está solucionado favorablemente a los intereses españoles, seguro que empezarán a surgir como setas algunos políticos con ganas de apuntarse al medallero. "Naranjas de la China". El secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo, y Guillermo Jiménez, su Director de Deportes, seguro que tendrían una interesantísima opinión al respecto; tan interesante como absolutamente desconocida para el resto de los mortales. Ayer (¡Aleluya!) oí por boca del ministro Rajoy lo de que el Gobierno tenía que decir al respecto, pero la ministra ni ha llegado ni tampoco se la espera. El gol ha sido de Angel Villar a pase de Gerardo González, de forma que si yo fuera el presidente Aznar iría pensando en hacerles un huequecito en el Consejo de Ministros. Tony Blair se habrá dado cuenta de que aquí seguimos vivitos y coleando.

Parece que la puerta se ha cerrado definitivamente para Gibraltar. Ellos seguirán litigando ante los "uefos" con similar éxito al que nosotros tenemos a las puertas del Foreign Office. Lord Heathfield tuvo que hacer "la estatua"; y es que lo contrario habría sido ciertamente sorprendente incluso para un ciudadano inglés ¿no les parece?

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