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Juan Manuel Rodríguez

Golpe al sueño florentiniano

En Mónaco, se confirmó que el "librillo tecnificado" de Carlos Queiroz tiene más años que la edición del Macbeth de Shakespeare subastada el otro día. No es sólo que el portugués haya gripado el motor madridista cuando al Real todavía le quedan por delante siete finales de la Copa de Europa, sino que continúa en la inopia deportiva, incapaz de reaccionar sobre la marcha, ido cuando más se le necesita. Portillo no es precisamente santo de mi devoción futbolística, pero ¿alguien me quiere explicar qué puede hacer el chaval cuando le sacan a falta de tres minutos para la conclusión del partido?
 
El Real Madrid está muerto físicamente, roto por el eje, hundido psicológicamente. Es un equipo con un poderío goleador impresionante y una endeblez defensiva únicamente comparable con ese mismo poderío. Iker Casillas fue el más valiente al decir que lo del estadio Luis II fue la crónica de una muerte anunciada.
 
Pero Queiroz es sólo responsable de sus propias limitaciones. El máximo responsable de que ayer el Real Madrid cayera eliminado en Mónaco es el presidente Florentino Pérez. Suya fue la idea de darle un nuevo impulso al equipo, y a él cabe achacarle que ese impulso se haya convertido en un claro retroceso. Suya también fue esa idea de convertir la plantilla merengue en una especie de puzzle al que sólo se podrían incorporar galácticos, por un lado, y novatos barbilampiños recién destetados por el otro. ¿Son culpables Mejía o Borja de que les hayan echado a los leones?... No. Si Florentino es el máximo responsable del "milagro económico" madridista, también debe serlo de lo que sucedió ayer y comenzó a forjarse en julio del año pasado.
 
Dice Jorge Valdano que él no se arrepiente de haber dejado jugar a Morientes, y –aunque como escribe hoy algún colega está claro que "el mundo no se acaba en Mónaco"– no parece éste el momento más oportuno para que un profesional (trescientos millones al año) como Valdano venga diciéndoles ahora a los socios del Real Madrid que él no se arrepiente de haber permitido la salida del club de un futbolista que colaboró activamente en tres de los cinco goles obtenidos por el equipo de Deschamps y que, para más inri, sigue cobrando parte de su ficha del Madrid. ¿Qué tendrá que hacerle al Real Madrid el "moro" para que se arrepienta don Jorge Alberto?
 
Este es un duro golpe al sueño florentiniano. El equipo estaba diseñado para ganar las tres competiciones y ahora sólo le queda una. Al tecnificado Queiroz se le trajo para mejorar lo obtenido por Del Bosque y, a fecha de hoy, eso ya resulta imposible puesto que en la temporada 2002-2003 el Real Madrid ganó la Liga y llegó a semifinales de la Champions. A Valter di Salvo no le sacarán a hombros por la puerta "0" del estadio Santiago Bernabéu porque hace un mes que el equipo corre como lo haría un pollo sin cabeza. Florentino tiene que reflexionar y consultar de verdad la opinión de sus profesionales. Y, si ello es necesario, dar un pasito hacia atrás para luego poder dar con firmeza otros dos hacia adelante. Si lo necesitara, yo tengo aquí mismo el teléfono de Vicente del Bosque.
 

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