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Juan Manuel Rodríguez

Greguerías en azul y grana

Acabo de tropezarme por puro azar con la fórmula del “seny” catalán. Y me la juego al destaparla. Bien sabe Dios que me hubiera gustado descubrir también la de la “Coca-Cola”, pero el mundo resulta en ocasiones así de cruel. “Tres partes de Nicolás Casaus. Dos partes de Albert Boadella. Añadir unas gotitas (generosas, no seamos rácanos) de Daniel Zamora y agitar con fuerza. Servir frío y en vaso largo para, finalmente, espolvorear una pizquita de espíritu de limón”. ¿Qué les parece? Acaba de caer en mis manos un librito titulado “CaCa Chondo del tercer milenio” (“Nuer Ediciones”), prologado por El Gran Wyoming, que es una delicia de principio a fin. El autor, Daniel Zamora, es un culé cínico (así se conserva él), que retrata con inteligencia y sagacidad todos los mundos posibles. Era de esperar que el “planeta fútbol” no saliera indemne de esta “tormenta del desierto” literaria.

En el más puro estilo de Ramón Gómez de la Serna, Jardiel Poncela y, mucho más recientemente, José Luis Coll, Zamora es original y descarnado, descarado y genial. Por ejemplo cuando define al futbolista: “sujeto que cobra un montonazo de dinero por el simple hecho de estar en un club, que luego cobra otro montón por cada partido que no pierde, que luego cobra otro montón por cada título u objetivo conseguido, que luego pretende cobrar otro montonazo más si juega bien, y que con toda justicia se pasa por los... (¡auto censurado!)... ese contrato humillante y explotador que con una pistola en la nuca le habían obligado a firmar”. Tiene toda la razón del mundo. El futbolista acabó siendo el gladiador esponsorizado del siglo XX, y el XXI marcha por idéntico camino. Los reyes del mambo ya no tocan canciones de amor sino contratos estrafalariamente millonarios (el caso más llamativo es el de Anelka, dando tumbos por ahí).

“Cruyff” es para Daniel “el sonido de los grillos catalanes” (¿se puede ser más certeramente descriptivo?). “Fan Gal, Louis”, “ese que en vez de hablar escupe barro” y “muñista”, la “vaca culé que aprueba la gestión del presidente Núñez” (aplausos por favor). “Maratón-man” es “el corredor de maratón al que se le arrancan los dientes por llegar en último lugar” y “Gila” es “la esposa de Jesús Gil”. No conozco un “anti virus” como Daniel Zamora. Yo me olvidaría de directores deportivos, generales y presidenciales e iría corriendo a ficharle. Porque la mirada cínica es la única que, en pleno centenario merengue, puede reflotar al Barcelona. He de reconocer que no tengo mucha fe. Probablemente Joan Gaspart vuelva a encerrar la fórmula del “seny” bajo siete llaves. Este presidente es “muñista”.


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