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El éxito de Vicente del Bosque, como en su día resultó ser el del bueno de Luis Molowny, no es táctico o estratégico sino lógico, fruto de un conocimiento profundo desde dentro del vestuario del Real Madrid Club de Fútbol, uno -si no el más- de los más complicados del mundo. Quiero decir con todo esto que a Del Bosque le cogeremos en pocos renuncios, se tirará pocos "faroles" y eludirá, en la medida de sus posibilidades que son muchas, meterse en ningún jardín del que luego no pueda salir. ¿Es el fichaje de Ronaldo uno de esos jardines laberínticos, con setos enormes formando un apabullante zig-zag del que sólo se puede salir viéndolo todo desde las alturas? Quizá sea así, no lo sé, habrá que esperar. Pero lo cierto es que ese vestuario, aparentemente dormido desde que Michel dejara vacía la comandancia tras heredarla de Ricardo Gallego, tiene un nuevo habitante, uno que ejerce: Raúl González Blanco.

A Del Bosque le ficharon a Figo y lo puso. Lo mismo sucedió con Zidane. Pero Raúl no tenía ningún amigo del alma, ningún "hermano" en esos dos puestos. En el caso de Ronaldo sí, está Morientes. Y la reacción de Raúl, adelantada el otro día por el "Tirachinas" de la Cadena Cope, hace presagiar lo peor. Resulta que los futbolistas, encabezados por el propio Raúl, protagonizaron el pasado lunes un plante al no querer festejar la obtención de la Supercopa, un plante que dejó por primera vez con el culo al aire al todopoderoso Florentino Pérez. Del Bosque deberá estar más fino que nunca si no quiere que la bomba le explote en las manos. Tendrá que tirar, más que de sus conocimientos técnicos, de sus mejores artes diplomáticas. Este equipo exagerado sólo puede morir ahogado en su propio éxito. Pero F.P. no debería confundirse: puede que en A.C.S. tenga todo el control, pero aquí no. Al menos no sobre el terreno de juego. El Consejo de Administración lo forman sobre el césped del estadio Santiago Bernabéu once jugadores, y el presidente omnímodo y todopoderoso de dicho Consejo no es otro que Raúl.

Y, por edad, resulta que está en condiciones de serlo durante muchos años. Raúl es, en realidad, quien puede poner o quitar presidentes del palco en cuanto se lo proponga. El lunes, en el partido de Liga que supuso el debú oficial en casa contra el Español, el "7" merengue estaba dispuesto a iniciar un plebiscito sin autorización previa al vestir debajo de la suya propia otra camiseta con el nombre de Morientes. Gol y gesto hacia Florentino. Luego no marcó, pero ya marcara en el futuro, eso seguro. Y entonces ¿qué? Lo dicho: Vicente deberá armarse de valor porque se le avecina una guerra de Consejos.



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