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Ojalá le hubiera ido muy bien a Louis van Gaal cuando fue entrenador del Barcelona. De haber sido así, nunca tendría que haberse marchado del club azulgrana y, por tanto, la federación holandesa no habría podido contratarle. Habríamos matado "dos pájaros de un tiro", o incluso tres. Joan Gaspart no se vería forzado a ser un mal remedo de sí mismo, el Barcelona no tendría que jugarse a vida o muerte su participación en los cuartos de final de la Champions y por último, aunque no menos importante para los aficionados al fútbol, Holanda estaría probablemente en el Mundial de Japón y Corea. Desgraciadamente no fue así. Tras destripar al Barcelona no tuvo otra que largarse de la mano de José Luis Núñez. Al quedar libre, alguna "lumbrera" pensó en él como seleccionador holandés, y hoy Holanda (¡ojo!, no cualquier Holanda, la Holanda de Kluivert, Cocu, Overmars, De Boer, Van Nistelroy, Seedorf, Davids...) está fuera del Campeonato del Mundo.

Acabo de escuchar a Guus Hiddink decir que se hicieron "muchas tonterías" con la selección de su país. No tantas, sólo una. Y me explico. Si tú tienes la pléyade de extraordinarios jugadores que he citado antes, lo único que debes hacer es no tocarles las narices y dejarles en paz para que jueguen al fútbol. Viene aquí muy bien recordar de nuevo la frase de Van Basten: "Si yo he tenido diez entrenadores, uno me enseñó algo, tres no me estropearon y seis intentaron joderme". ¿Hizo mal Van Gaal en aceptar la oferta de la federación de su país? En absoluto, para él era un reto, un honor. Quien hizo rematadamente mal fue quien le ofreció dirigir a Holanda a un tipo que dice lo siguiente refiriéndose al Barcelona: "El fútbol es más de mente que de espíritu y demasiados jugadores de la plantilla actual son intuitivos". Matemos la intuición.

Es una pena para el barcelonismo -que fue quien le pagó religiosamente su millonaria soldada- que Van Gaal sepa precisamente ahora, cuando ya no está y no le necesitan, lo que hay que hacer con el equipo. En su etapa como entrenador no se enteró absolutamente de nada; por no comprender, no comprendió siquiera la idiosincrasia del club para el que trabajaba. Ahora, de repente, acaba de ver la luz. Y mira que lo siento porque, de haber entrado ya "iluminado", hoy el Barcelona no estaría donde está y, quizás, Holanda jugaría el próximo Mundial de fútbol.

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