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Juan Manuel Rodríguez

“Indy” por el desierto

Junto al concierto de año nuevo (recuerden: todos dando palmitas), y los saltos de esquí que se celebran en esa localidad de nombre impronunciable (les reto a que lo hagan), el rally París-Dakar se ha convertido en una de las tradiciones que dan el banderazo de salida al estreno de los 365 días. Asistimos en este caso a la primera carrera del siglo y del milenio, y desafortunadamente también a la primera en la que existe riesgo declarado previamente para los participantes; el Frente Polisario ha amenazado con "reiniciar la guerra" con Marruecos si la prueba atraviesa el Sahara Occidental, y concretamente la ciudad santa de Smara.

Lo que en 1979 comenzó siendo una aventura deportiva, una versión motorizada de "En busca del Arca perdida", se ha convertido veintitrés rallyes más tarde en un negocio, en una carrera que otorga reputación a quien la gana y de la que los pilotos más importantes no pueden abstraerse. No en vano, si echamos la vista atrás podremos darnos cuenta de que los mejores se impusieron tarde o temprano en Dakar: Jacky Ichx, Ari Vatanen o el mismísimo Juha Kankkunen, en la categoría de coches; Stephane Peterhansel o Richard Sainct, en la de motos. Mucho han cambiado las cosas desde que en 1979 vencieran Guenestier, Teribaut y Lemordant con un Range Rover, y Cyril Nevev pilotando una Yamaha. El negocio ha ido creciendo hasta tal punto que durante las tres semanas de carrera se movilizarán 22 aeronaves, 8 helicópteros, 23 vehículos y 16 camiones de la organización; además de, por ejemplo, 153 toneladas de comida o 2 millones de litros de combustible.

Para estrenar el 2001 la carrera volverá a sus orígenes. Hubert Auriol está empeñado en recuperar (dentro de sus posibilidades) el espíritu romántico con que nació el rally. Pero las matemáticas tiran hacia el otro lado: 6.180 kilómetros de especiales y otros 4.559 de enlaces; más de 93 coches compitiendo, y 123 motos haciendo lo propio. Y además, los camiones... ¡y el desierto sigue siendo más grande! Habrá que seguir de cerca a Bruno Saby, Jean Louis-Schlesser (que ha sido el gran dominador en los últimos años), y a nuestro Jordi Arcarons y al inefable Richard Sainct. Sólo faltará a la cita Indiana Jones. Eso y que, por fin, el primero en avistar Dakar sea un compatriota nuestro. ¡Suerte!

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