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Juan Manuel Rodríguez

Juego de supervivencia

Está ciego quien no vea que es necesario un revulsivo. El problema es Luis. Y, por encima suyo, el presidente Villar

Puede que Luis Aragonés se haga fuerte en su despacho de la Ciudad del Fútbol. Puede que atranque la puerta con una escoba y que luego baje las persianas, cierre las ventanas y después las selle con silicona. Es posible, incluso, que compre el número suficiente de latas de sopa Campbell como para resistir un asedio durante los seis próximos meses, cosas peores se han visto. Es posible que, para sacarle de su encierro, haya que enviar por delante a los GEO, la Guardia Civil, la Policía Nacional y hasta a los vigilantes de la ORA que queden libres y estén trabajando en ese momento por la zona de Las Rozas. Todo eso es posible, ¿por qué no va a serlo después de lo que hemos visto?
 
Sólo hay algo imposible, y es no darse cuenta de que el proyecto deportivo que encabeza Luis es un proyecto que agoniza, un proyecto herido de muerte, un proyecto en el que no se puede creer después de sus innumerables y reiterados incumplimientos de palabra. No sé si Luis seguirá, parece que sí. Pero el máximo responsable de que Luis siga ahí, inasequible al desaliento, imparable en su alocada carrera hacia ningún lado, decidido a arrastranos a todos con él en su caída, ya no será en cualquier caso este seleccionador nacional sino quien le mantiene ahí contra viento y marea, o sea Angel María Villar. Diera la impresión de que esto se ha convertido en un simple juego de supervivencia y que Villar no quiere que abramos la puerta del despacho de Luis porque, tras la puerta del seleccionador, está la suya propia.
 
Lo peor de todo es que nuestra selección de fútbol se ha convertido en una selección básicamente perdedora. Se nos dan bien Bélgica, San Marino, China o Costa de Marfil, pero cuando nos encontramos con un rival de cierta categoría España pierde. Los aficionados sólo podemos recordar con cierto agrado dos partidos a lo largo de toda la etapa de Luis al frente del equipo nacional: un amistoso contra Inglaterra y el 4-0 del debut mundialista ante Ucrania. Contra Suecia, un equipo que por lo menos tiene claro a qué juega, más de lo mismo. Muchos "¡uyyy!", demasiados para mi gusto. No llegan los resultados y, además, Luis tiene montada en la selección una suerte de guerra civil: Joaquín contra Luis, Casillas contra Joaquín, Luis contra Joaquín... Está ciego quien no vea que es necesario un revulsivo. El problema es Luis. Y, por encima suyo, el presidente Villar. Es necesaria una "gran sentada", pero ésa ya no puede protagonizarla el actual seleccionador. "¿Qué hacer?", se preguntará Villar, "¿sobrevivimos hasta marzo o cogemos el toro por los cuernos?"... Admito apuestas. 

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