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Juan Manuel Rodríguez

Jugar contra los "elementos"

A pesar de los denodados esfuerzos verbales del periodista de Antena 3 Televisión, no fue definitivamente esta cadena privada la que le trajo la suerte a nuestra selección en Corea. O, al menos, la suerte que le dio fue la misma que tuvo siempre: caímos en los malditos cuartos de final. Siguiendo ese raquítico hilo argumental (el de que la suerte tenga algo que ver, aunque sea de forma remota, con el hecho de que las cámaras, los micrófonos y los bolígrafos de plástico sean de uno u otro color) yo propondría que el Mundial de 2006 se lo dieran a Tele 5 y el de 2010 a Canal Plus... ¡Por probar que no quede!... Aquí el único que tuvo suerte fue "Camachito", "Camachín", "Camachete" o como quiera que finalmente le bautizara la encantadora Olga Viza. El perrillo iba directo a la cazuela de no haber sido porque el compañero decidió salvarle de las brasas en el último instante.

En su viñeta diaria de "ABC", el genial Antonio Mingote (no pueden verme, pero en estos momentos estoy haciendo una reverencia) dibuja a Camacho diciendo "¡No mandé a la selección a luchar contra los elementos!", y a su lado se ve a unos árbitros de fútbol debajo de los cuales puede leerse: "elementos". El escándalo no ha hecho más que empezar y podría costarle un disgusto (el puesto no, porque si no consiguieron echarle a finales de mayo ya no lo lograrán) a Joseph Blatter. El presidente de la FIFA ha realizado unas rocambolescas manifestaciones en las que asegura que "a los árbitros no los designé yo". Es como si las ruedas de todos los "BMW" pincharan y el director general de la marca alemana de automóviles dijera: "los neumáticos no son míos". Alucinante. Tanto como que Ángel Villar, en declaraciones a Antena 3, haya comentado que tuvo la sensación de que aún marcando cinco goles nos volvíamos para casa. ¿Entonces qué narices pinta todavía ahí?

Tiempo habrá de analizar en el futuro el juego de España que, para qué vamos a engañarnos, ha sido más bien pobre. Pero la selección acaba de aterrizar en Barajas, y el recibimiento de los aficionados ha sido similar al que se habría producido en caso de ganar el Mundial. Gritos de "¡Camacho quédate!" o "¡Joaquín, amigo, España está contigo!". No existe nada que una más que el sentimiento de injusticia, y ahora mismo el país está contra el egipcio Al Ghandur, a quien no creo que se le pase por la imaginación veranear este año en la playa de Benidorm. Por lo menos, este campeonato del mundo sirvió para salvar a un chucho. Eso no pudo evitarlo el juez de línea ugandés.

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