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Juan Manuel Rodríguez

Karanka no se pondrá nunca mechas

En el Real Madrid no es nada sencillo jugar como defensa central; tienes que ser inteligente y rápido, contundente y sencillo a la vez. En la situación actual –con Fernando Hierro dando ya sus últimas bocanadas como profesional– debes ser disciplinado y saber cuándo cubrirle la espalda al compañero. Durante los últimos quince años, el Madrid más que un club de fútbol parecía una ONG, "Centrales sin Fronteras", hasta el punto de que aún hoy Jorge Valdano sigue pensando que es uno de los puntos débiles del equipo. En el estadio Santiago Bernabéu (salvo Maceda, Sanchís y ahora Hierro) pocos han salvado la papeleta. Es más, no hace demasiado tiempo se hablaba de Manolo Sanchís junior como del perfecto jubilador de centrales. Por recordar sólo alguno de los casos más estrafalarios, en el Real llegaron a jugar Spasic, Mino y hoy todavía forma parte de la plantilla Iván Campo, un futbolista con la rara habilidad de complicarse la vida de una forma antinatural.

Aitor Karanka llegó al Madrid en plena "crisis de los centrales". El club se lo trajo a última hora aunque pagándole una fortuna al Athlétic Club de Bilbao (mil millones de pesetas). La falta de adaptación y una lesión que se especuló podría retirarle del fútbol le hicieron pasar las de Caín, pero ahora su esfuerzo le corresponde como es debido. Contra los "leñadores turcos" del Galatasaray, Aitor volvió a firmar un auténtico partidazo. Serio, siempre bien situado sobre el campo, rápido a la hora de cortar y fácil en el instante de entregar. O lo que es lo mismo: un señor central.

Karanka no es un futbolista historiado, uno de esos jugadores a los que precede su fama y que salen de la ciudad deportiva haciendo chirriar el motor de su "Z-3", con el "boss" a todo trapo. Karanka nunca se teñirá el pelo de amarillo, ni se hará mechas, ni tampoco se colocará lentillas de colores para emular a David Bowie. Es un hombre sencillo y profesional, y por eso tendrá siempre un sitio fijo en el equipo que entrena Vicente del Bosque.

Sé que en las últimas convocatorias de José Antonio Camacho ha estado con la mosca detrás de la oreja. Creo que ya va siendo hora de que el seleccionador se fije en él porque, a la chita callando, se ha convertido en el "cierre" titular del vigente campeón de Europa y –salvo error monumental– próximo campeón de Liga. Por eso y porque, sinceramente, no veo a otro mejor que él en su puesto. Aitor Karanka es de los que piensan que los experimentos hay que hacerlos sólo con la gaseosa. Y a miles de kilómetros del estadio Bernabéu.

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