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A Leo Beenhaker se le ocurrió un buen día dejar sentado en el banquillo a Emilio Butragueño. Ramón Mendoza, que era por aquel entonces el presidente del Real Madrid, le llamó a su despacho y le dijo: “está usted jugando con el patrimonio de este club”. Dejando de lado que quien realmente jugó, y perdió, con el patrimonio madridista fue Mendoza, lo peor del caso es que el entrenador holandés claudicó porque sabía mejor que nadie que el vestuario le podía llevar de cabeza al INEM. Mostró su debilidad, como en aquella ocasión en la que al veterano Arsenio Iglesias le pidieron que no alineara a Miquel Soler porque, de lo contrario, tendrían que renovarle automáticamente por una temporada más. Arsenio obedeció, dilapidando así una carrera de muchos años y alegando en su defensa los “intereses empresariales”. Una bobada. Siendo entrenador del Barcelona, Luis se posicionó claramente a favor de la plantilla en el conocido “motín del Hesperia”. Fue inteligente porque los futbolistas tenían razón; ya no hay quien se atreva a toserle a Aragonés dentro del vestuario (ni siquiera Jesús Gil) porque supo marcar una delgada línea roja entre las oficinas y el césped.

Tras la publicación de la ausencia de sintonía entre Andoni Goicoechea y la plantilla del Rayo Vallecano, el entrenador vasco hizo tres movimientos: uno, acertado, reunirse con todos los jugadores; dos, equivocado, iniciar una “caza de brujas” a la búsqueda del “chivato cobarde” que filtró dicha información; y tres (y éste le puede costar el puesto) hacer coincidir en el tiempo su investigación y la decisión de dejar fuera de la convocatoria a Hernández y Cembranos, dos jugadores fijos hasta la fecha. Todo el mundo dedujo que esos eran dos de los “chivatos cobardes”. Ahora me cuentan que el entrenador y Julen Lopetegui han estado a punto de llegar a las manos en el aeropuerto de Barajas.

Estoy escribiendo antes de la disputa del partido entre el Español y el Rayo Vallecano, pero no hace falta ser Aramís Fuster para darse cuenta de que si el equipo madrileño no arranca algo positivo del estadio de Montjuich, Álvaro Ruiz Mateos le dará la patada a seguir al bueno de Goico. Tengo para mi que, incluso ganando, Andoni caerá tarde o temprano como fruta madura. Para los dueños de este club deficitario resulta vital permanecer en Primera División y eso lo tienen que conseguir, entre otros, Hernández, Cembranos y Lopetegui. Goicoechea se confundió de “día D” y de “hora H”. No supo dibujar su línea roja.

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