En el diario Marca, Roberto Gómez afirma que Fabio Capello sólo volvería al Real Madrid bajo las siguientes premisas: Florentino no debería opinar más de fútbol; Butragueño, Sacchi y Ramón Martínez tendrían que irse a la calle; la "limpia" del vestuario empezaría por Pablo García, Diogo y Gravessen, y luego les seguirían, para abrir boca, Zidane, Roberto Carlos y Beckham. El italiano tendría como ayudantes a Hierro, Redondo y Michel. A todo eso habría que añadir las dobles sesiones de entrenamiento, el rigor táctico, la seriedad, las victorias y, por supuesto, habría que sudar la camiseta. Por cierto, Eto’o, Xabi Alonso, Makelele y Gerrard serían los primeros fichajes que pediría el italiano.
Y, sin embargo, reduciéndolo todo al absurdo, la cuestión resulta para mí mucho más sencilla y, como diría Jesulín de Ubrique, podríamos resumirla en dos palabras: Capello vendrá por el “ja” (interjección que indica risa, burla o incredulidad) “món”. "Ja” y “món”, unidas, forman la palabra “jamón”, que es la “pierna trasera del cerdo, curada o cocida entera”. A Capello, como tonto que es, el que le gusta de verdad es el jamón de pata negra, o sea el "de cerdo ibérico, de pezuña negra”... Habrá quien diga que Capello también estaría feliz de volver a Madrid por el "Txis" o “Chis” (voz onomatopéyica que sirve para llamar a alguien), “tu” (apócope del adjetivo posesivo “tuyo”): es decir, por el “Txistu”, pero yo hasta ahí no llego, no señor.