Menú

Hace mes y medio, Gaiza Mendieta recogía una nota del parabrisas de su automóvil. El anónimo era de un aficionado y se podía leer lo siguiente: "Gaizca, por favor, quédate". Ayer por la mañana los empleados del Valencia tuvieron que borrar pintadas ofensivas contra el capitán del equipo: "Gaizca, vete ya". ¿Qué ha sucedido en ese intervalo de tiempo? Sencillamente que tanto el propio futbolista, ya de por sí poco elocuente, como su entorno -me refiero básicamente a las personas que llevan su representación profesional- han dado la callada por respuesta. La táctica del avestruz ha sido perjudicial para Mendieta que, si no cambia radicalmente la situación, deberá seguir al menos un año más en un equipo que ya no le quiere, con unos aficionados que le miran con recelo (Cúper sabrá a qué me estoy refiriendo), conscientes de que su máxima estrella quería irse al Real Madrid.

Por lo que sea (y en los últimos días he oído de todo) Mendieta quiere cambiar de aires. Es humano y comprensible porque la "oferta agresiva" de F.P. habrá sido de las que quitan el hipo. A Gaizca "se le pasa el arroz" y quiere probar con un equipo que tenga opciones de ganar todas las competiciones. Hasta ahí perfecto. ¿Qué ocurre? Cuando le llegan a Pedro Cortés con esa propuesta -ofertón para el jugador y negociación a la baja con el Valencia- el presidente del club ché, que además viene de perder la final de la Champions League ante el Bayern de Munich, no se baja de la burra: "son diez mil".

Cortés, como Lendoiro en el Deportivo de La Coruña, pretende evitar a toda costa que su club se convierta en un satélite del Real Madrid o el Barcelona. Llega un momento en que Mendieta y, sobre todo, sus representantes (Ginés Carvajal y Alberto Toldrá) tienen que darse cuenta de que conviene cambiar de estrategia. Jorge Valdano asegura que el Madrid nunca pagará la cláusula de rescisión y el Valencia sigue erre que erre. ¿Qué hacer? Lo más inteligente habría sido salir en Andorra y decir algo insustancial del tipo de "me encuentro muy contento en el Valencia". Un silencio equivocado le ha metido en un laberinto con pocas salidas; si acaso la de la Lazio si es que los italianos aún siguen interesados.

Anoche hablé en "El Tirachinas" con Ginés Carvajal. Digo "hablé" y no "hablamos" porque el bueno de Ginés sigue parapetado como un campeón. Ellos sabrán. Igual que Gaizca Mendieta se merece todo el respeto del mundo, yo tengo la obligación de opinar sobre su silencio. Un silencio que ha provocado ya la dimisión de Pedro Cortés. Un silencio que ha colocado al chaval en el punto de mira de algunos aficionados. Una táctica que ya dejaron de emplear incluso las avestruces. Suerte, Gaizca.

En Deportes

    0
    comentarios