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Aún hoy, siete días después de los despidos de Hierro y Del Bosque, se le continúan dando mil vueltas a las formas empleadas en los mismos, así como al fondo real de la cuestión que, al parecer, es el único que preocupa a la junta directiva del Real Madrid. Antes que nada, ¿cabe hablar de despidos en vez de hacerlo de "no renovación de sus contratos"? Aunque es sólo un tecnicismo cuyo objetivo es idéntico, (los dos están en la calle) yo creo que sí cabría hablar de "despido" (legalmente quizás no) puesto que la directiva del Real Madrid ofreció, tanto en público como en privado, la renovación a entrenador y jugador. Si Del Bosque o Hierro, o quizás ambos, se fiaron en su momento de la palabra dada por los máximos responsables del club, es lícito interpretar que ninguno de ellos se preocupara por su futuro profesional inmediato que entendían se encontraba asegurado.

Parece que Jorge Valdano ha reconocido por fin que las formas no fueron las más idóneas. Incluso creo que el mismísimo Florentino Pérez ha pedido perdón por ello. Consensuado, pues, entre todos –club y periodistas– el error formal, ataquemos decididamente el fondo de la cuestión. ¿Es normal, deportivamente hablando, el hecho de prescindir de Vicente del Bosque y Fernando Hierro? (como verán me he ahorrado los adjetivos "lógico" o "justo", porque en las empresas se toman todos los días decisiones que no son ni lo uno ni lo otro). ¿Era normal desde un punto de vista estrictamente deportivo? En el caso de Hierro yo creo que sí, pero en el caso de Vicente del Bosque –y que me perdonen pero es que la duda me corroe– sigo manteniendo que no y mil veces no. Así lo entiende el propio entrenador que continúa dándole vueltas a la cuestión.

No creo que la decisión de la directiva madridista sorprendiera en exceso a Del Bosque quien, diez días antes de que concluyera la Liga, ya dijo en "El Tirachinas" de la Cadena Cope que intuía que no iba a seguir. Pero es que la forma en que el club prescindió del entrenador fue degradándose poco a poco hasta alcanzar niveles difícilmente entendibles como, por ejemplo, el desliz que tuvo el directivo portavoz al hablar de la ausencia de "modernidad" en los métodos aplicados por Del Bosque. Aquello fue demasiado incluso para Valdano que tuvo que atajarle con un seco y arrogante "aquí de aspectos técnicos sólo hablo yo". Supongo que a cualquier madridista le avergonzarán las formas empleadas con Del Bosque. Como a mí que, dicho sea de paso, sólo me he tomado un café en mi vida con el buen entrenador salmantino. Punto y final.


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