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Hace tiempo que le dije a Gerardo González Movilla (presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles), que los trabajadores teníamos que cambiar el "chip". El otro día me dijeron que la revolución de los ordenadores es tal, el mercado se mueve tan rápido que en un mes una máquina queda descatalogada, "out" que diría un cursi, fuera de onda. Con el mercado laboral sucede exactamente lo mismo, y el fútbol no es una excepción.

Primero fueron los comunitarios de Bossman, ahora los “comunitarios A” de Karpin, y luego llegarán los “B” y los “C”. Y para la AFE, o para las Federaciones (que dicen defender los intereses de las selecciones nacionales) será imposible ponerle puertas al campo. Así de claro.

La sentencia favorable a Karpin ha desencadenado una ola que no se va a poder frenar; ahora mismo hay catorce jugadores en parecida situación siguiendo la estela del futbolista del Celta de Vigo. Esto es: catorce profesionales del fútbol nacidos en países con tratados de asociación con la Unión Europea, y que ven menoscabados sus derechos ciudadanos. En España hay un total de 24 jugadores en esa situación, y parece inevitable pensar que por la rendija abierta por Karpin se cuelen todos los que puedan.

Desde la AFE se pide a los organismos que se movilicen cuanto antes; incluso el portavoz de deportes del Partido Popular, Francisco Antonio González, ha manifestado que la sentencia perjudica a los deportistas españoles y cambia las reglas del juego. Así es. Las reglas del juego, como los ordenadores, están evolucionando minuto a minuto y cuanto antes se acoplen (nos acoplemos) todos, mucho mejor.

Ahora el Ejecutivo de la Liga recurrirá la sentencia de Karpin, pero parece imposible que los efectos de la sentencia acaben por extenderse... ¿Que eso irá contra los intereses de los futbolistas españoles?... ¿Acaso contra los intereses de las selecciones nacionales? (no sólo la de fútbol, ya que no podemos olvidar el "caso Mills")... Es cierto que si abrimos de par en par el mercado irá en perjuicio de los nuestros, aunque la pregunta debería ser otra: ¿Se puede impedir legalmente? Yo creo que al final se demostrará que no.

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