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Juan Manuel Rodríguez

Lo que va del Toney-Holyfield al Durelle-Moore

El boxeo es así. Seguro que hoy James Toney no es un hombre más feliz y sin embargo acaba de tumbar a Evander Holyfield, uno de los pesos pesados más importantes de toda la historia. ¿O no era realmente él quien se subió al ring del Hotel Casino Mandala Bay de Las Vegas para colocarse delante de aquel debutante? Quizás no lo fuera. Holyfield fue elegido por la revista "El Ring" como boxeador del año en 1987, 1996 y 1997, y por la Asociación de Escritores americanos en 1990, 1996 y 1997. Su pelea de 1996 contra Mike Tyson fue designada como la mejor de aquel año, y sin embargo Holyfield fue humillado por un recién llegado a la categoría. Empezó a sangrar por la boca a la mitad de la pelea y cayó a la lona cuando su rival le propinó una derecha demoledora, casi definitiva. La diferencia entre aquel exitoso boxeador de mediados de los años noventa y éste a quien sus preparadores tuvieron que retirar de la pelea es sólo una, la edad.

Evander Holyfield está a punto de cumplir los 41 años, y hoy en día pegarse profesionalmente con esa edad es un riesgo innecesario. Roberto Durán tenía 47 años y dos meses cuando intentó su asalto a la corona de William Joppy, y el incomparable Archie Moore sobrepasaba también esa edad cuando defendió su título mundial ante Giulio Rinaldi, pero Holyfield, un "boxeador de gimnasio", no posee ni el talento de uno (Mano de Piedra logró ser campeón del mundo de cuatro divisiones distintas) ni la fiereza del otro (Moore logró un récord de 141 KO en el campo profesional).

Es probable que Evander Holyfield retenga en su memoria una de las peleas más memorables de todos los tiempos, la que enfrentó precisamente a Archie Moore e Yvon Durelle en Montreal (Canadá) un 10 de diciembre de 1958. Durelle, arropado por su público, se encontraba aquel día ante la gran ocasión deportiva de su vida, arrebatarle el título de los semipesados al "viejo" Moore. El norteamericano llegó a besar la lona en tres ocasiones distintas antes de noquear definitivamente al incrédulo Durelle que, a medio camino entre la sorpresa y el respeto, no sabía muy bien qué grúa invisible alzaba del suelo al gran campeón. Moore retuvo en aquella ocasión el título y volvió a pelear contra el mismo rival y en idéntico escenario el 12 de agosto de 1959. El canadiense sólo pudo aguantarle en aquella ocasión tres asaltos. Y es que Archie Moore había ganado ya todos sus combates contra Yvon Durelle ocho meses antes, aquel histórico 10 de diciembre del año 1958 en la ciudad canadiense de Montreal.


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