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Juan Manuel Rodríguez

Los árbitros a debate (I)

Los desastrosos arbitrajes de González Vázquez (Málaga-Real Sociedad), Carmona Méndez (Real Madrid-Celta de Vigo) y Turienzo Alvarez (Real Sociedad-Valencia) han recuperado para el debate y la polémica un asunto tan viejo y tan español como el fútbol mismo. Parece ya inevitable que al todopoderoso Real Madrid le acompañe de por vida el "así, así, así gana...", y sin embargo en estas decisivas jornadas que vive el campeonato (con los "galácticos" enganchados aún al respirador de la Liga) se está viviendo una situación que pudiera parecer paradójica: las actuaciones de los árbitros están beneficiando al club teóricamente más humilde. He oído a Iván Helguera decir que aquí "quien no llora no mama", dándoles crédito a aquellos que piensan que el árbitro no es justo sino político y que pita sólo en función de lo que acontezca antes y después de los partidos. Si tiramos de esa madeja lo que está haciendo en realidad Helguera es reconocer que los árbitros se dejan amedrentar cuando ven una camiseta del Real Madrid o, por ejemplo, otra del Fútbol Club Barcelona.

Acabo de charlar con el ex colegiado Manuel Díaz Vega. El asturiano –hoy empleado en el Comité Técnico– repite una consigna de manual desde que el fallecido Pepe Plaza ocupara la presidencia del Comité Nacional: "los árbitros españoles son los mejores de Europa". La pregunta a dicha afirmación es la siguiente: ¿Todos?... ¿Todos los árbitros españoles son los mejores de Europa o hay algunos que no están a la altura de las circunstancias? Hay algunos árbitros que no poseen el nivel mínimo exigible para arbitrar en una competición que mueve tanto dinero y tantos intereses como la Liga española. ¿Qué hay que hacer entonces con ellos?

Si un futbolista comete un error se le sanciona. Lo mismo ocurre teóricamente (luego iremos con eso) con los directivos. ¿Qué sanción tiene un árbitro que ha cometido errores sangrantes durante un partido? Antiguamente se le llevaba a la "nevera"; ahora ni siquiera eso. Entre las exigencias del "G-12" se encuentra un mayor "control de calidad" de sus colegiados. Y yo creo que tienen sobrados motivos para pedirlo. ¿El árbitro es profesional o no lo es? Si lo es, hay que exigirle responsabilidades; y si no lo es, hay que profesionalizarle rápidamente hasta reducir a la mínima expresión fallos que resultan clamorosos y que pueden decidir –entre otras cosas– qué equipo será el próximo ganador de la Liga.


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