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Parece que la Liga de Fútbol Profesional quiere ahora trasladarnos su ruina (producto de una nefasta gestión y el despilfarro continuados a lo largo de los años) a los demás, como si las sociedades anónimas deportivas tuvieran una bula administrativa que las distinguiera en momentos de crisis del resto de empresarios y profesionales españoles. Hasta hace bien poco, el presidente de la Liga se hacía el sueco y decía que el fútbol español era un negocio boyante, negándose a recibir las tozudas señales de alarma que llegaban desde Alemania e Italia. Ahora, en una carta dirigida al vicepresidente Rajoy, la LFP admite por fin la existencia de una deuda global superior a los 1.625 millones de euros, reconociendo a renglón seguido su incapacidad para hacerle frente. ¿A qué han estado jugando hasta ahora? Todos –desde la Asociación de Futbolistas Españoles hasta los profesionales de la información deportiva– sabíamos de la existencia de ese "crack financiero". ¿Entonces?

Me parece que para aquellos que no sean aficionados al espectáculo del fútbol (estaría por asegurar que incluso para aquellos que lo son) la "mejor Liga del mundo" es aquella Liga que no le cueste un euro de más a las arcas del Estado. Aprovechando la "vía Berlusconi", los clubes pretenden también aquí una tregua fiscal que les permita ser competitivos. Entre sus tradicionales peticiones se encuentra un mayor porcentaje de ingresos proveniente de las quinielas, la creación de nuevas apuestas y la conversión de todos los clubes (hay que recordar que Real Madrid, Barcelona, Athletic Club de Bilbao y Osasuna aún no lo son) en sociedades anónimas deportivas. O lo que es lo mismo: a los clubes no les importará en absoluto que les llamemos gorriones mientras les pongamos –entre todos– su racioncita de alpiste.

En la carta dirigida a Rajoy hay un recordatorio muy especial para los medios de comunicación. Las radios, televisiones y prensa en general deben pagar puesto que para la LFP existe en nuestro país "una interpretación abusiva del derecho a la información". Debe ser por eso que, en previsión de tiempos mucho peores, muchos clubes españoles mandan desde hace algún tiempo a sus mamporreros a la caza y captura del periodista que interpreta "abusivamente" su derecho a la libertad de información. No sé si a Rajoy, "futbolero" y madridista, le conmoverá el S.O.S. de la Liga. El hecho de que el fútbol aglutine "el interés diario de la mitad de nuestros conciudadanos" significa más bien poco. "Hotel Glam" también y a Pocholo no se le ocurre pedirnos dinero.


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