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Juan Manuel Rodríguez

Más historias del "sombrerero loco"

Dice Joan Gaspart que lo más fácil ahora sería marcharse, con el club hecho unos zorros y el equipo de fútbol en franca retirada de la Liga, el campeonato que da prestigio. Se desprende de sus declaraciones que estamos ante un "especialista en crisis" puesto que incluso las ha contado. Once veces, once, ha estado Gaspart en situaciones similares. Ni una más ni una menos. Once. Haciendo memoria, así, a vuelapluma, podríamos ir contando. El "motín del Hesperia", una; Maradona, dos; Schuster, tres; Ronaldo, cuatro; Figo, cinco; Rivaldo, seis; la "crisis de Núñez", siete; Serra Ferrer, ocho; Rexach, nueve; la derrota en la final de la Copa de Europa en Sevilla, diez; y ahora Van Gaal, once. O quizás fueran otras crisis y otros nombres, quién sabe. El caso es que él se tomó el tiempo de contarlas. Once. A continuación añade: "y volvería a contratar a Van Gaal", de forma que la número once no será la última crisis que le toque gestionar a Gaspart porque se ve que no ha aprendido la lección. ¿Querrá llegar a las cien para hacer "partida"?

Van Gaal no se marcha del club por "caridad humana", como pedía para sí Gaspart la otra noche en el aeropuerto del Prat, sino por un cerro de millones. Quinientos o seiscientos, o quizás setecientos "kilos" por no hacer absolutamente nada. El holandés ha vuelto a criticar al "entorno", pero ha reconocido que él es el máximo responsable de esta situación. Por eso mismo, puesto que es el máximo responsable de esta crisis deportiva, será también por lo que se convierta en el máximo beneficiario económico. ¿Hay quien lo entienda? Yo le habría puesto a cortar entradas en el Camp Nou, como dijo el otro día Hristo Stoichkov. ¿Y a Piterman le llaman payaso?

Sólo el "sombrerero loco" sería capaz de fichar a un entrenador por tres años, con la mayoría de aficionados y muchos directivos en contra de esa decisión. Todo el mundo le advirtió que estaba cometiendo un gran error y a pesar de ello tiró para adelante, en solitario. El asunto sigue siendo el mismo: Gaspart echa a Van Gaal y aguanta, pero no porque sería muy fácil marcharse ahora, sino porque sueña con la Champions League. No se puede llamar iluso al presidente culé porque tenga una ilusión, lo que si se le puede acusar es de irresponsabilidad. Ahora Rexach, que sustituyó a Serra Ferrer y a quien Gaspart echó para traer a Van Gaal, vuelve a hacerse cargo del equipo. A expensas de que se lo entreguen a Antic, Zaccheroni, Schuster o María Sarmiento. Porque el "sombrerero loco es así", le gustan los deportes de riesgo y derrapar en las curvas.

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