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¿Sabían ustedes que una megaestrella no habla con ninguna emisora de radio en directo si no es en presencia de su abogado? Serían las cuatro y media de la tarde de un día cualquiera del pasado mes de julio cuando recibí el siguiente mensaje en mi teléfono móvil: "Si quieres hablar con Guti tendrás que grabarlo a las cinco". Si un futbolista te dice eso, "tendrás que grabarlo a las cinco", quiere decir que si le llamas a las cuatro menos cinco no te cogerá el teléfono, pero que si cometes el craso error de hacerlo a las cinco y un minuto, tampoco. Lo más probable es que al día siguiente, cuando ya no tiene solución, te diga: "¿No te dije que a las cinco?" Pues bien, cuando recibí ese mensaje estaba en Guadarrama, me encontraba en pantalones cortos, sin duchar ni afeitar. Que Dios me perdone pero salté al coche y, apoyado sin duda por el espíritu de Luis Moya, llegué a las cinco menos un minuto a la Cadena Cope. Cinco y cinco, cinco y diez, cinco y cuarto... nada. Cinco y veinte... ¡Por fin a las cinco y veinticinco apareció Guti H! El rally de los faraones había servido para algo. Y no me habían multado por exceso de velocidad.

Hay futbolistas que pretenden hacerte "luz de gas". Pongamos por ejemplo a Rivaldo. Recuerdo que una vez quisimos entrevistarle a la salida de un entrenamiento: "no hablo por teléfono"... ¿No habla por teléfono?... ¿Y cómo carajo quiere hablar en una radio si no es a través de un teléfono? ¿Por "tam-tam"? ¿Haciendo señales de humo? "Tampoco voy al estudio". ¿No habla por teléfono y no viene al estudio?... ¿Le podemos grabar con una grabadora? "No". Déjalo Rivaldo. Ahora el brasileño ha inaugurado el asuntillo ese de comunicarse con el exterior a través de su propia página web.

Luego está lo del representante. Por ejemplo, Raúl. Al delantero del Real Madrid le representa ahora Ginés Carvajal. Si quieres hablar con Raúl debes dirigirte a su representante, y eso es lo que haces. Es entonces Ginés quien trata de hacerte "luz de gas"... "¿Cuándo querrías hablar con él?", te pregunta. "No sé... ¿la semana que viene?"... "¡Uy, imposible!... Mira, ahora viene la Champions, luego se va con la selección a Dinamarca... Viene y tiene Liga el sábado, y vuelve a jugar el martes en Copa de Europa... Mejor hacemos una cosa, llámame dentro de un mes y hablamos ¿te parece?" Y nos tiene que parecer, qué remedio. Al mes le llamas y, qué curioso, tiene idéntico calendario: "Ahora viene la Champions, luego se va con la selección a Dinamarca... Viene y tiene Liga el sábado, y vuelve a jugar el martes en Copa de Europa... Mejor hacemos una cosa"... "¿Te llamo el mes que viene?"... "Eso". La gente me pregunta cómo es posible que un caballerete que está casado con una modelo y gana mil millones al año parezca siempre molesto por todo, y yo respondo: "No sé, cuando hable con él allá por el año 2016 ya te lo diré".

Y por fin nos damos de bruces con el místico, el cenobita del fútbol; por ejemplo, Iván de la Peña. Este no sólo no juega sino que tampoco habla... ¿Qué hace entonces? ¿Por dónde anda De la Peña? El móvil del amigo de su representante (que es lo más cerca de él que puedes llegar a estar) siempre se encuentra fuera de cobertura o tiene el buzón de voz... ¿buzón de voz? ¡Pero si no habla! En otros casos, como en el de Fernando Hierro, uno entiende que limite sus intervenciones a lo imprescindible, pero De la Peña... Perdonen que emplee este humilde espacio editorial como terapia psicológica pura y dura, pero por algún sitio tenía que explotar.

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