Menú

El pasado lunes tuvieron la gentileza de invitarme a "El Círculo a primera hora", programa de Telemadrid que dirige César Pordomingo y presentado por la encantadora Ely del Valle. Hablamos con Eduardo Chozas del Tour de Francia, del doping, de Armstrong y Miguel Indurain, de los españoles, de lo divino y de lo humano. Y Ely, que tuvo la perspicacia suficiente de reconocer abiertamente que ella no entendía "ni papa" de ciclismo, se preguntó en público lo siguiente: "¿por qué hay ciclistas que ganan tres o cuatro etapas, pero luego el Tour o la Vuelta se lo lleva otro que no ha ganado ninguna?". Creo que fue Fernando Burgos quien puso el símil de ese delantero que marca goles cada partido, pero que luego ve cómo la Liga la ganan el Madrid o el Barcelona. El profesional de la velocidad, el "sprinter", sería el ejemplo perfecto de eso que planteó oportunamente Ely del Valle, y que trató de solucionar lo mejor que pudo -con símil futbolístico de por medio- mi compañero Fernando Burgos.

Pedro Delgado (yo no me atrevo a llamar Perico a un tipo que ganó un Tour de Francia) suele decir que "para ser ciclista hay que estar loco, y para luchar por colarse en un sprint hay que estar muy loco". Para comprenderlo bien sólo hay que recordar las imágenes de la primera victoria de etapa en este Tour de Óscar Freire, colándose por una minúscula rendija, arrancando desde atrás con precisión, imponiéndose por un milímetro al pelotón. Si Freire está "muy loco", siguiendo el ejemplo de Delgado, el italiano Mario Cipollini está "muy, muy loco". A sus treinta y cinco años, y tras convertirse en el rey indiscutible de la velocidad en los últimos tiempos, acaba de anunciar en su página web que lo deja, que se va. "Mi fermo qui" ("me paro aquí") titula su crónica.

Cipollini sería el mejor ejemplo de goleador contrastado que acaba comprobando cómo la Liga se la llevan los de siempre. En realidad "il bello Mario" vivía para y por ese tipo de etapas. Su ambición no fue nunca la de ganar un Giro o un Tour, sino la de ganarle tiempo al tiempo a sus inmediatos rivales. Porque a los "sprinters" hay que echarles de comer aparte y tienen su "Liga particular". Este italiano millonario, polémico y trasgresor, un auténtico ídolo en su país, "se para aquí" porque la organización de la ronda gala decidió dejarle fuera y porque sus propios patrocinadores no lucharon lo suficiente por él. Se marcha el mejor, el más rápido, el más certero. Un deportista básicamente cuerdo, a pesar de lo que pensara -seguro que con mucho mejor criterio que el mío- el gran Pedro Delgado.

En Deportes

    0
    comentarios