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Esa ha sido la frase que he escuchado repetida en más ocasiones durante el recién concluido Eurobasket de Turquía. "Navarro para Gasol"... y adentro. En los años ochenta nuestra selección disfrutaba de otra conexión distinta; por aquel entonces estaba de moda el "Corbalán para Martín"... El base y el pivot madridistas colaboraron activamente en la consecución de la histórica medalla en Los Angeles-84, una plata con sabor a oro, puesto que en la final olímpica tuvimos que vernoslas con los Estados Unidos de América, un equipazo en el que ya descollaba un tal Michael Jordan. Pero no sólo destacaron ellos: Epi, Margall, Romay, De la Cruz... Aquel equipo que dirigía Antonio Díaz Miguel nos hizo madrugar mucho y, aunque perdiendo horas de sueño, ganamos un momento para la historia. Este cóctel elaborado por Javier Imbroda con unas gotitas de desparpajo juvenil y una pizca de veteranía me ha retrotraído veinte años atrás, cuando en semifinales vencimos a la todopoderosa Yugoslavia de aquel demonio llamado Drazen Petrovic.

Podemos definir la apuesta del nuevo seleccionador como "agresiva" (a la fuerza ahorcan); había muchas caras nuevas y algunas ausencias relevantes como la de Alberto Herreros, un jugador que merecía más de lo que luego ha conseguido. En principio se habló de un "equipo-puente", un período de "impasse" hasta que nuestro baloncesto encontrara otra vez su ubicación correcta. No ha sido necesario y con varios jugadores NBA (no sólo Pau Gasol, sino el propio Juan Carlos Navarro, Raúl López o el propio Garbajosa) hemos ofrecido la mejor cara posible en un campeonato francamente complicado.

Como era de prever, Turquía-01 sirvió para consagrar definitivamente a Gasol, pero la "bomba" Navarro tiene el nervio necesario que transforma a un buen equipo en un equipo campeón. Seguro que volveremos a oir hablar muchas más veces de ese "Navarro para Gasol"... y de la defensa española. Por cierto: si Navarro y López me recordaron entre los dos al mejor Juan Antonio Corbalán, el genuino y único Von Karajan de nuestro baloncesto, el pequeño de los Angulo, Lucio, me hizo pensar en Kurt Rambis, aquel espigado jugador de Los Angeles Lakers a quien siempre le tocaba bailar con el "armario" más feo de toda la tienda. Los americanos dicen que al baloncesto se gana defendiendo; si es así, Lucio tiene media medalla en propiedad.

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