Menú

¿A qué escuela futbolística pertenece Germán Adrián Ramón Burgos, conocido por todos como el mono? ¿Es cínico o estoico? ¿místico o neoplatónico? Tras perder en el estadio Vicente Calderón por 0-2 ante el Leganés, y haberla pifiado alevosamente en varias ocasiones, el portero titular del Atlético de Madrid se retiró a los vestuarios con una sonrisa de oreja a oreja, por lo que yo me atrevería a insinuar que Burgos es socrático, con la vena sensual de Aristipo ("el mayor bien es el deseo; el mayor mal es el dolor"), agresivamente acentuada. El mono logra evitar el dolor que le produce el fútbol a través del rock and roll, y una forma de "atajar" ciertamente peculiar que pone los pelos de punta a una afición experta en meter los dedos en el enchufe de la luz. Burgos es "burguista", o en cualquier caso "gattiano" (seguidor del loco). Burgos es la reencarnación del colombiano René Higuita. El mono tiene la suerte de haberse topado con una afición anestesiada, indolora, pasada de rosca.

No logro imaginarme al "primer Gil" (1987-1990) aguantándole a Abel Resino que se dedicara a grabar discos de rock. ¡Pero si a Juan Carlos Arteche le puso de patitas en la calle por ser dueño de una zapatería!... A Don Jesús ya le da lo mismo lo que haga el autor de Jaque al rey, Fasolera de tribunas y El blues del mono marplatense, con tal de que el equipo ascienda a Primera División. Y lo hará, salvo imprevistos de última hora, con un seguidor del loco Gatti, aquel portero que en la Bombonera recogió una escoba lanzada desde la tribuna y se puso a barrer el área chica. A Hugo Orlando le querías o le odiabas, no existía el término medio.

La recomendación del fichaje de Burgos por parte de Luis Aragonés suena a provocación: "¡Vamos a subir, y además vamos a hacerlo con éste bajo los palos!" Es como si al seguidor colchonero de toda la vida le estiraras el muelle del by-pass para comprobar cuánto es capaz de resistir. No ha habido muchos porteros alocados en el fútbol argentino. Bien al contrario, desde Amadeo Raúl Carrizo —el referente claro para todos, contemporáneo de Yashine y el primero en jugar descaradamente con los pies— hasta el pato Fillol o, ahora mismo, Carlos Roa, todos se han caracterizado por trabajar la colocación antes que los reflejos o la habilidad. Mucho menos la excentricidad.

¿Es un mal portero Burgos? En absoluto. Es un amante del show en un club que practica el puenting desde hace ya demasiado tiempo. Es por ello que el mono está fuera de juego. "Mirad... ¿Habéis visto lo que sé hacer?". Mejor no sigas por ese camino: para y calla. Y entre horas, canta un poco sin que te vean.

© www.libertaddigital.com 2001
Todos los derechos reservados

Titulares de Libertad Digital
Suscríbase ahora para recibir nuestros titulares cómodamente cada mañana en su correo electrónico. Le contamos lo que necesita saber para estar al día.

  
!-->

En Deportes

    0
    comentarios