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Juan Manuel Rodríguez

Pepe Bianchi y Otilio, chapuzas a domicilio

Yo creo que Otilio no lo haría peor que Bianchi si le sentáramos en el banquillo del Atlético de Madrid. Sin embargo, ¿sería capaz el virrey de arreglar un grifo?

Ayer, el recóndito ingeniero nuclear que Carlos Bianchi tiene preso en ese cuerpo de entrenador argentino de fútbol zanjó cualquier discusión sobre su (incierto, complicado, negro) futuro tras alegar que él era un profesional. "Yo soy un profesional, tengo un contrato y vengo aquí a entrenar todos los días". Y yo no sé muy bien por qué, pero cuando un entrenador dice eso de que él tiene firmado un contrato me viene inmediatamente a la cabeza aquel otro entrenador, también del Atlético de Madrid e igualmente nacido en Argentina (Alfio Basile se llamaba, hombre de voz profundísima que bien podría haber protagonizado un serial radiofónico de "el vengador justiciero"), quien, harto de que le estuvieran dando constantemente la murga con su futuro, nos espetó a todos: "Yo me cago en el contrato". Como no podía ser menos, Jesús Gil puso de patitas en la calle a Basile, pero aún resuena en mi cabeza aquella frase... "Me cago en el contrato, me cago en el contrato, me cago en el contrato"...
 
No veo yo a Bianchi cagándose en su contrato, qué quieren que les diga. Cagándose en algunos periodistas es posible, pero nunca en en su contrato. Y eso que no vino a España por dinero. Bianchi se sienta en la sala de prensa y le manda un mensaje a Enrique Cerezo: "Ojito que yo no soy Basile". Es curioso esto de la profesionalidad aplicada al fútbol. Por ejemplo, cuando en casa tenemos un grifo que gotea llamamos a un profesional de la fontanería. El fontanero (llamémosle Otilio) llega, arregla el grifo, nos cobra la mano de obra y hasta la próxima. El grifo deja de gotear. ¿Cuánto puede costarnos arreglar un grifo?... ¿Cincuenta euros? ¿Sesenta?
 
Pues en el caso del fútbol no sucede como en el "mundo normal". A Bianchi le pagan tres millones de euros brutos al año. Además le fichan a Kezman. Le traen a Petrov. Le ponen a Maxi... ¡Y el Atlético no gana un partido desde el 27 de octubre!... Volvamos con nuestro fontanero. Llamamos a Otilio, nos cobra los cincuenta euros de rigor y, cuando se marcha, resulta que el dichoso grifo sigue goteando. ¿La explicación de Otilio?... "Yo ya cumplí yendo a su casa, si quiere que vuelva tendrá que pagarme otros cincuenta euros más". ¿Cincuenta euros por el mismo grifo? ¿Cómo es posible?... Pero Otilio, a diferencia de Bianchi, sí garantiza resultados. ¿Saben cuál es el problema?... Yo creo que Otilio no lo haría peor que Bianchi si le sentáramos en el banquillo del Atlético de Madrid. Sin embargo, ¿sería capaz el virrey de arreglar un grifo?

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