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Está tan empobrecida la presidencia de Joan Gaspart, y tiene tal déficit de ilusión, que el hecho de retener a sus propios futbolistas se ha convertido en un hito, una fiesta. El caso es que, tras unas durísimas negociaciones, Puyol se queda en el Barcelona; no es ningún secreto que la afición culé ya estaba con la mosca detrás de la oreja, más aún desde que Raúl avalara públicamente al defensa azulgrana. Les recorrió entonces un escalofrío similar al que se produjo en el caso de Laudrup o Schuster, porque cuando Florentino Pérez contrató a Figo fue de golpe y porrazo, y ni tuvieron tiempo de escalofríos ni nada de nada. Por eso, cuando Gaspart se enteró de que F.P. pretendía a Ronaldo, quiso bombardear la negociación introduciendo el "factor Morientes". Como Puyol no se decidía, el presidente culé tuvo que tomarle el pulso a una negociación que se encontraba en punto muerto (y es en esos puntos cuando los que son más "vivos" se aprovechan de las circunstancias). Y ahora Puyol aparece en El Mundo Deportivo y el Sport, flanqueado a derecha e izquierda por Gaspart y Van Gaal, vendido a medio mundo como el éxito del gestor.

Y es que el "Barça-Gaspart" se conforma con retener a sus propios jugadores, evitando que se larguen al máximo rival. Lo mejor de todo es cuando Gaspart explica que la cláusula del defensa es "simbólica". ¡30.000 millones de pesetas! Supongo que lo que pretendía explicar Gaspart es que se fiaba de la palabra de Puyol, y que con él no era necesario tomar precauciones. Está claro –y más aún ahora que el "G-14" ha decidido establecer un tope salarial– que ni siquiera F.P. estaría tan loco como para pagar ese dinero por un defensa. Si yo fuera socio del Barcelona, le exigiría a mi presidente que explicara cómo se dejó engañar en el caso de Luis Figo, por qué trató de entorpecer el fichaje de Ronaldo (cuando él era vicepresidente le dejó escapar) por el Real Madrid y, en general, le rogaría que rezara una oración por todos aquellos "cracks" (Maradona, Laudrup, Schuster y, más recientemente, Rivaldo) que tuvieron que salir pitando del club.

Acostumbrado a ser el "Pierre Nodoyuna" del fútbol español, Gaspart se retrata, feliz y contento, como un niño con zapatos nuevos, junto a Puyol. "¡Qué momento más feliz; el Real no nos ha quitado a Carles!"... Al final, Gaspart habrá pagado por Puyol lo justo y necesario, lo que dicta ahora mismo el mercado. Pero no me negarán que la invitación personal de F.P. a Gaspart y Puyol para que asistieran –el próximo 18 de diciembre– a la fiesta de la coronación merengue, no tenía su morbo. Gaspart tiene una agenda muy apretada y no podrá asistir; lo mismo que Puyol que, por "motivos profesionales", no podrá acudir al estadio Santiago Bernabéu. Ni ahora, que ya le tiene atado, se fía el presidente culé de su amigo, su hermano del alma.

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