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El Atlético de Madrid es una bomba de relojería. Un "reality show" digno de Jay Lenno o David Letterman, competencia pura y dura para el blandengue "Gran Hermano" y sus sucedáneos (ya sean sobre ruedas o isleños)... Si yo fuera Lazarov ya me habría encargado de producir un programa con Gil y sus muchachos encerrados en el vestuario durante un mes. Pura adrenalina. Todo un espectáculo. Miraríamos por un agujerito y... ¿qué veríamos?...

No ha pasado ni un mes en Segunda División y el equipo debe replantearse ya muchos de sus objetivos iniciales. Por ejemplo: ¿va a ser "sólo" un añito el que pase el equipo en el infierno? Y sobre todo: ¿puede un club como éste, con un presupuesto elefantiásico, permitirse el lujo asiático de no ascender a las primeras de cambio?

A Gil, que acaba de pasar las de Caín en su vida personal, lo del Atleti debe parecerle ahora "moco de pavo"; el presidente parece haberse travestido en el mejor cirujano del mundo: tiene el pulso firme y la cabeza fría, y eso es bueno para el equilibrio del equipo. Pero si el Atlético no gana como sea ("por lo civil o lo criminal" suele decir Luis Aragonés) ni siquiera el presidente, que ha pasado por situaciones traumáticas, podrá aguantar mucho más.

El equipo de Zambrano (principal "nominado" por los concursantes hasta la fecha) ha jugado ya contra Levante, Jaén y Huelva; en los dos primeros casos convirtieron su estadio en un fortín, en el "Alamo"... ¡Llegaba el Atlético, con Kiko, Aguilera, Toni...! Cuanto antes se den cuenta los jugadores de que esa va a ser la tónica habitual, mucho mejor porque el "Reality Show" adquiere tintes "gores" y la mejor afición del mundo puede acabar haciendo "zapping".

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