Menú

Bernard Pivot tuvo un día la feliz idea de invitar a Woody Allen a su programa de la TF2. El periodista francés le preguntó al director americano en qué le gustaría reencarnarse y éste, ni corto ni perezoso, le respondió que en una esponja: "es simpática y no tiene enemigos". Tras la derrota ante Eire, seguro que a Van Gaal también le gustaría reencarnarse en esponja; el seleccionador "oranje" no se ha caracterizado nunca por caer demasiado bien a la gente y sus enemigos, salpicados ahora por medio mundo, han aprovechado la complicada situación holandesa para sacar la artillería pesada. Uno de ellos, quizás el de mayor graduación, ha sido Johan Cruyff que, desde las páginas del diario deportivo "Marca", ha venido a decir lo siguiente: "la teoría ha muerto, viva el fútbol".

¿No les sucedió a ustedes nunca que con un buen profesor las cosas pasaban a tener el sentido del que antes carecían? El latín se me atragantó siempre y sin embargo el griego, que dicen que es más complicado, me pareció sencillo... ¿por qué? Tenía un maravilloso profesor de griego (Constantino Falcón se llamaba) que adornaba sus clases con los mitos de Hércules y Apolo, Aquiles y Zeus, Pandora y la Ilíada; así era imposible no acabar aprendiéndose de carrerilla todo el griego del mundo. A Cruyff le pasa lo mismo. Hace aproximadamente diez años le vi en la 2 de Televisión Española explicando lo que diferenciaba a un futbolista bueno de otro mediocre, la velocidad del balón y por qué se atrevía a jugar sólo con tres defensas; he de reconocer que aquella tarde comprendí más fútbol que en toda mi vida.

Van Gaal es un mal profesor, siempre encanallado y violento, con cierta pose militar. Es necesario respetarle humanamente, pero resulta imposible atenderle en el plano deportivo y, además, sus éxitos pueden contarse con los dedos de una mano (y sobran dedos). Una hora de "clase" con Van Gaal debe resultar un auténtico suplicio por lo que es fácilmente comprensible que los Cocu, Overmars, Kluivert y compañía se la "fumen" y acaben en los billares o en el cine, en la "fila de los mancos".

Cruyff reclama la irrupción de lo que él denomina "la gente del fútbol" y yo me apunto. Holanda siempre ha sido fiel a su tradición por el buen gusto y el trato exquisito del balón. Bien es cierto que, a pesar de contar con extraordinarios jugadores, nunca se ha hecho acreedora a grandes éxitos (en Alemania-74 y Argentina-78 llegaron a la final pero perdieron con los anftriones) pero resulta impensable un Mundial sin Holanda. El penúltimo servicio de Van Gaal sería su dimisión; el último, con el tiempo y una caña, reencarnarse en una inofensiva esponja. Sólo espero, por su bien, que en el fondo del mar no jueguen al fútbol.

En Deportes

    0
    comentarios