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Juan Manuel Rodríguez

Seis millones de años después

Samuel Eto'o está en la edad del pavo. No tiene todavía los veinte años y es muy probable que utilice el Clearasil (era lo que nos dábamos en mis años mozos) para sacarse de encima el molesto acné juvenil. Eto'o es un crío que tendrá un póster de Pamela Anderson a la cabecera de su cama, un chaval con unas cualidades innatas para jugar al fútbol y que se sabe héroe en su país. En “La Romareda” Eto'o se comportó como lo que es: un niño; sin rigor, rompiendo ese código que no está escrito pero del que todo el mundo habla, saltándose a la torera la autoridad (deportiva, por supuesto), y estampando una botella contra el suelo porque ¡quería seguir jugando al fútbol!... En el deporte está sucediendo que a uno le llega la hora del "profesional-como-la-copa-de-un-pino" cuando tenía que estar jugando a policías y ladrones, o con la Barbie Superstar. Y pasa lo que pasa. Por eso a Samuel le han llovido palos aquí, allá y acullá. Por eso y porque quien le agarró violentamente del pecho fue el "sabio de Hortaleza", Luis Aragonés... ¿Y cómo se comportó el hombre experto, curtido en mil batallas, veterano del Vietnam, poseedor de un currículum de esos que a uno le da derecho a sentirse padre fundador de códigos no escritos por nadie? Samuel se orinó encima y no me extraña.

Tras la escenita del domingo en “La Romareda” se han formado dos bandos; yo me encuentro en el más minoritario, en el de Eto'o (por sus declaraciones pareciera que ni él mismo se encuentra en su propio bando). En contra de Samuel todo lo anteriormente expuesto, ¿y en contra de Luis? A favor de Aragonés ya sabemos que está la espontaneidad, el carácter, el mirar de frente al personal y el hablar claro, pero ¿uno no puede ser espontáneo y hablar claro sin amenazar a un chavalín con pegarle un cabezazo?

Me parece que el mundo está muy mal repartido; mientras a Luis le bautizaban "sabio" (creo que a él tampoco le gusta en absoluto), ese pedazo de escritor llamado Alfredo Bryce Echenique paseaba -desconozco si lo sigue haciendo- sólo, sin fans, sin fotógrafos, sin luces de neón ni de las otras por la calle Manuel Silvela. Arriba y abajo, como un desconocido, uno más en la gran ciudad.

En Kenia acaban de encontrar a nuestro antepasado más antiguo; le han bautizado como "el hombre del milenio", y le contemplan seis millones de años. Luego llegó el "Homo Ergaster", el "Antecessor" y así hasta el "Homo Sapiens" que, según dicen, somos nosotros. Algunos por lo menos. Nuestro antepasado del milenio sería también directísimo, iría de frente y se movería instintivamente por códigos. Y soltaría (supongo) más de un cabezazo. Pero a nadie, absolutamente a nadie, se le ocurriría llamarle "sabio". Probablemente porque entonces no existía el fútbol, ni tampoco el 4-4-3.

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