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Oigo a Pablo Futre hablar de la nueva perla atlética y se me ponen los pelos de punta: "Fernando Torres es un crack". ¿Un crack? ¿Con diecisiete años? El chaval viene de marcarle un golazo al Albacete: busca con la vista el balón que le sirve Amaya, anda listo ganándole la posición al defensa (más veterano y con muchos más kilos que él) y clava el balón pegado al poste contrario donde se encuentra el atónito portero rival. Un golazo. ¿El golazo de un crack? Hoy por hoy es el gol de un chico que apunta maneras, un futbolista en barbecho al que su familia debe proteger con celo de los falsos aduladores. Futre debería saberlo mejor que nadie. En el fútbol sobran palmeros.

Recuerdo a tres o cuatro "cracks" que luego pasaron sin pena ni gloria: Ito, tan rápido como rubio, un extremo espectacular que estaba llamado a ser el recambio perfecto del gran Juan Gómez "Juanito". Patri, envalentonado con una cláusula temeraria que le hizo famoso en los periódicos antes de serlo en el campo. Morales (¿recuerdan la "moralesmanía"?), estrella fugaz que jugó en EE.UU. y ahora creo que se marcha a Japón tras haber permanecido unos meses en el Real Jaén. Losada (éste al menos se llevó una "pasta gansa") dando tumbos de un lado para otro, del Madrid al Atlético y luego al Sporting... ¿Qué fue de Ito? ¿Dónde estará Sebastián Losada? Todos ellos acabaron en el cementerio de los "cracks". Y cada uno apuntaba maneras.

Es lícito que Fernando Torres quiera protagonizar el "cuento de la Cenicienta" por el que antes pasaron Butragueño, Guardiola o Raúl. Y es igualmente peligroso que pretendan convencerle de que es el heredero de Van Basten. El chaval ha dado hasta el momento pasos cabales (incrementó unilateralmente su cláusula de rescisión hace muy poco) y los máximos responsables del club quieren reducir a la mínima expresión sus intervenciones en público. Es un diamante al que hay que pulir y si Luis viene finalmente al Atlético de Madrid encontrará en él un apoyo fundamental. Podrá ser un gran futbolista en el futuro pero ahora mismo es sólo un chico con pecas a quien no le tiemblan las piernas. Algo es algo.

Me gustaría no tener que preguntar en 2011 dónde acabó Torres. Sería conveniente que Futre meditara sus palabras para evitarle al jugador la consiguiente duda existencial: ¿Realmente seré un "crack"? No me responda ahora, hágalo dentro de cinco años.

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