Menú

Javier Saviola rompió su “silencio español” el año pasado en “El Tirachinas”. Ahora podemos disfrutar de su fútbol en la Liga española, aunque Carlos Rexach le utilice con cuentagotas. Pero Saviola acabará explotando porque lo tiene todo para jugar muy bien. Aunque, desde mi punto de vista, el “conejo” no sea el tipo de futbolista entorno al cual se pueda armar un equipo. Riquelme, sin embargo, sí lo es. Y anoche, de nuevo con los oyentes de “El Tirachinas” como testigos, J.R. siguió la estela de Javier, concediendo la primera entrevista radiofónica, fuera de Argentina, a la Cadena Cope. Su trabajo le costó a Luis Guijarro, un defensa periodístico a la vieja usanza, de los de “¡A mi Sabino, que los arrollo!”, que se encargó de marcar al “diez” de Boca desde que aterrizara, 72 horas antes, en el aeropuerto de Buenos Aires. Al final, Riquelme cedió, hablando por primera vez en nuestro país.

Alguien dijo una vez que existen dos tipos de entrevistas: la “tenedor”, en la que le “clavas” al protagonista desde la primera pregunta; y la “cuchara”, en la que se trata de sedar primero al entrevistado. Yo creo que la violenta es sólo efectiva con aquellos que están locos por hablar (quieren denunciar algo, o simplemente defenderse de una acusación). No era el caso de Riquelme, por lo que optamos por la segunda vía. J.R. estuvo reservado al principio, pero fue dejándose llevar poco a poco. Y estuvo explícito al final.

Riquelme, a quien tientan ahora desde Italia, es un futbolista que se “merece” España. Es el único grande contrastado (D'Alessandro está aún por hacer) que no ha dado el salto, y eso no tiene explicación. Ni siquiera su fidelidad a Boca. Y lo mejor del caso es que, por lo que yo pude deducir, Juan Román está loco por la música culé (o sea, por la sardana). Sé que si uno tiene contratados a unos técnicos será para hacerles caso, pero si yo fuera Joan Gaspart saltaría por encima de los informes y me iría a Buenos Aires para cerrar como fuera el fichaje de Riquelme. Siempre habrá quien afirme que es incompatible con Rivaldo, como antes hubo quien aseguró que un tal Zinedine Zidane ralentizaba el juego del Real Madrid. ¿Y qué?

El mejor futbolista argentino del momento es un niño (23 años) con cuerpo y mentalidad de hombre. Está curtido por la vida y fajado en el fútbol. Tiene las espaldas lo suficientemente anchas como para reconocer que no es amigo de su presidente, Mauricio Macri, y para aguantar por amor a unos colores y una afición. Y está licenciado en crisis de todos los colores. Si yo fuera Gaspart no me lo pensaría dos veces. Porque es un “crack”. Y porque nadie le asegura que Florentino Pérez no gire su mira telescópica en cualquier momento.


En Deportes

    0
    comentarios