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Juan Manuel Rodríguez

Soñando en "Beckinham Palace"

Ya estoy viendo la escena: Beckinham Palace (así conocen popularmente la residencia de la familia Beckham, puesto que es una copia del Palacio de Buckinham). Diez y media de la mañana. Tras haberse aseado en uno de los innumerables cuartos de baño (quien sabe si réplica aproximada del que tuvo Napoleón Bonaparte), el jugador más carismático del club más rico del mundo se pone el chándal y, antes de salir camino del entrenamiento en el Porsche empleado a tal efecto, entreabre la habitación de Brooklyn. El niño duerme y papá sonríe: "Hijo, hoy voy a ser el futbolista más caro del mundo".

Creo que las mega estrellas deben haber establecido un concurso subterráneo, una especie de "Todo en Familia". Si no, no lo entiendo. Así, por ejemplo, la señora de Figo llamaría a la de Recoba: "¡Qué me dices!... ¿Que Álvaro cobra ya los 1.300?... ¡Nada, nada, mañana mismo le digo a mi Luis que vaya a hablar con Florentino... Faltaría más!".

Hace poco se consideraba un dislate lo que le pagaban a Christian Vieri (775 millones al año); hoy el italiano ha visto cómo su cotización se desplomaba hasta la séptima posición. Por encima suyo están Figo, Batistuta, Del Piero, Raúl, Rivaldo, Recoba y, por ahora, David Beckham, que pasará a cobrar 1.500 millones de pesetas anuales. ¿Qué diferencia habrá entre cobrar los 1.300 millones de Recoba y los 1.500 que David le ha sacado al Manchester United? Por eso digo que esta carrera frenética podría deberse a un pulso millonario, un "a ver quién la tiene más grande" como cantaría Serrat. Ahora bien, si el divo se desmanda ¿quién le pondrá el cascabel al gato?

En el caso de Beckham todo es desmedido. El año pasado decidió afeitarse la cabeza; pues bien, una empresa de productos capilares le pagaba mil millones anuales por anunciar sus productos. En una universidad inglesa es materia obligatoria la vida de este chaval de 25 años (lo mismo pasan de Henry James o de Jack London, pero sin sus goles no te aprueban), de forma que el Manchester ha tenido que ceder a sus pretensiones. David cobrará 50 pesetas por cada segundo. Está muy claro que Brooklyn puede seguir soñando con los angelitos. Criaturita.

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