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Juan Manuel Rodríguez

Táctica versus ingenio futbolístico

Un viejo madridista (cumplió cincuenta años como socio hace bien poco) amigo mío, “distefanista” como todos los de su generación, me provoca nada más verme. “Tú que tendrías que saber de esto, ¿qué te parece el Madrid?” A la gallega, le respondo con otra pregunta: “¿El mejor equipo del mundo, quizás?” Lo único que hay de cierto en las manifestaciones de Clemente del otro día es que los aficionados del Real Madrid están siempre insatisfechos. Les pasa un poco como a Obelix que, tras comerse diez jabalíes, siempre tenía “un hueco ahí”. En este caso el “hueco” de mi amigo Manolo era que este equipo no tenía un sistema de juego bien definido, cediendo todo el peso a la imaginación de sus jugadores. “Como debe ser”, le digo a Manolo. “¿Esperas que Del Bosque le diga a Zidane cómo tiene que golpear al balón?”

¿Táctica o técnica? Esa es la disquisición de lo que hemos dado en llamar “fútbol moderno”. Mi impresión es que el fútbol está regresando a sus orígenes y, por el contrario, repudia aquellos sistemas que encorsetan precisamente la imaginación del futbolista. Si Zidane costó trece mil millones de pesetas no fue por su disciplina o rigor táctico sino justamente por la improvisación de la que hace gala sobre el terreno de juego. Creo que era Del Piero (otro “creativo”) quien decía que es muy difícil que el futbolista profesional mejore: “si acaso podrá ser más veloz o resistente, pero la técnica no se mejora”. Del Bosque sabe que no podrá decirle nunca a Zidane cómo golpear al balón porque el francés es mucho mejor futbolista de lo que lo fue en su momento el entrenador del Real Madrid. La misión de Vicente es la de molestar lo menos posible, y eso lo hace a las mil maravillas.

Es curioso porque si un entrenador de fútbol asume su papel de “secundario” se le acusa de blando, pero si coloca a Overmars en la izquierda se dice de él que es un genio. El Barcelona debió ser “propiedad intelectual” de Rivaldo, Kluivert y Riquelme. En cambio, Van Gaal prescindió del primero y desactivó al tercero haciéndole prisionero del banquillo. La ventaja de Del Bosque es saber que tiene siete puestos fijos: Casillas, Roberto Carlos, Hierro, Figo, Zidane, Raúl y Ronaldo. ¿Cómo decirle a Roberto Carlos que no suba la banda? ¿O a Figo que no encare? ¿Cómo contarle a Ronaldo que defienda más? Naturalmente que Del Bosque lo cede casi todo a la improvisación de sus jugadores. Sólo conozco un técnico que enseñara a jugar a sus extraordinarios futbolistas: Cruyff. Y es que Johan fue tan buen jugador como entrenador.

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