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Juan Manuel Rodríguez

Traidor explícito

Rogge, como Carod, sirven al mismo amo, aunque sólo uno de ellos puede considerarse como un auténtico traidor, un traidor transparente.

El hijo del Guardia Civil José Luis Pérez Almecija estuvo por la mañana en el programa "El Ruedo Ibérico" de Antena 3 Televisión. Y cuando la presentadora de dicho programa, Montserrat Domínguez, le invitó a que mostrase públicamente su "apoyo explícito" a la candidatura de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos del año 2012, José Luis Pérez Díez, conocido como José Luis Carod Rovira, esquivó la cuestión alegando que no comprendía bien por qué debía apoyar explícitamente la candidatura de 2012 si en su día tampoco le pidieron que lo hiciera con la de 1992. ¿Sería acaso, me pregunto yo en voz alta, porque no se conocen manifestaciones suyas pidiendo el boicot a Barcelona 92, como sí ocurrió con el caso de Madrid 2012?
 
A la hora de escribir este artículo he dudado entre titularlo "Tonto explícito" o "Traidor explícito", inclinándome al final por este último. Si Carod es o no es un tonto, si es un tonto inútil o si su tontez sirve realmente a algún recóndito propósito que ahora mismo escapa a mi imaginación, lo dejo a la interpretación del lector de Libertad Digital. Pero sí puede asegurarse sin temor a la equivocación que, según la acepción de "traición" que aparece recogida en el "Nuevo Espasa Ilustrado", Carod es todo un traidor, un traidor de pelo en pecho, un traidor que, habiéndose jactado públicamente de su aviesa traición, podemos catalogar perfectamente como traidor esencialmente explícito. Puesto que se considera "traición" al "delito que se comete contra la patria por los ciudadanos", y ya que Pérez Díez nació, según cuentas las crónicas, en la españolísima provincia de Teruel, al pedir el boicot contra la candidatura olímpica de la capital de España, lo menos que puede decirse es que José Luis Carod Rovira cometió un clarísimo acto de traición.
 
No puede asegurarse lo mismo del presidente del Comité Olímpico Internacional, el reconocido "francófono" Jacques Rogge, que apostó desde el principio por París y está haciendo el paripé ("paguipé", en francés) hasta que llegue el "6-J". Le Parisien asegura que París vencerá a Londres por 55 votos contra 47, señalando a continuación que Rogge influirá en la votación para que Madrid quede apeada, reafirmando así su poder y bajando el telón a la etapa de Juan Antonio Samaranch. Rogge, como Carod, sirven al mismo amo, aunque sólo uno de ellos puede considerarse como un auténtico traidor, un traidor transparente.

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