Menú
Juan Manuel Rodríguez

Un cobarde deportivo que huye hacia delante

Iñaki Sáez dijo en su día que, a pesar de haber aceptado la oferta realizada por la federación para seguir en el cargo de seleccionador hasta el Mundial de Alemania, su continuidad dependería de la valoración personal que él hiciera tras la Eurocopa. Y ya tenemos su puntuación: Spain, six points.
 
Para Sáez, el rendimiento del equipo en Portugal ha sido de seis puntos. En mi época de estudiante un "6" era un "bien", de forma que para nuestro seleccionador el hecho de que España quede eliminada en la primera fase, en un grupo con "superpotencias" mundiales del profundo calado futbolístico de Grecia o Rusia, supone que la selección ha estado bien en la Eurocopa.
 
Es cierto que Portugal sólo nos metió un gol, y que Grecia no nos apaleó, ni tampoco fuimos ofendidos ni humillados, pero... ¿un "6"?... ¿Estaba Sáez puntuando con el sistema métrico decimal universalmente conocido por todos, o tiene uno suyo, un sistema propio, personal e intransferible?... ¿De haber ganado la Eurocopa qué puntuación se hubiera puesto Iñaki?... ¿Un "1.000"?... Sáez merecería ser destituido sólo por su bajísimo nivel de exigencia, pero ha cumplido su palabra: seguirá en el cargo porque su valoración del trabajo realizado en Portugal no puede ser más positiva.
 
Y una de dos: o Sáez miente como un bellaco para conservar su puesto, o resulta que simplemente ha perdido el juicio después de un día al sol sin la gorra puesta. Iñaki Sáez sufre el "síndrome del seleccionador nacional español". Todo el mundo en España habla de fracaso, pero él mantiene que nuestra aventura portuguesa fue un éxito... ¿Qué pasa aquí?... El caso es que, por muy pronto que se levante y muy tarde que se acueste, el ciclo de Sáez como seleccionador tocó a su fin en cuanto el árbitro sueco Anders Frisk pitó el final del partido contra los anfitriones. Y volvemos a una situación idéntica a la ya vivida con Clemente o Camacho: enrrocamiento del seleccionador, victimismo, melancolía, cerrazón, periodistas buenos y malos, "preguntas sospechosas"... Todo menos lo que realmente nos importa que es preparar con criterio y autoestima el Mundial de 2006.
 
Dice Sáez que marcharse ahora sería de cobardes. Yo creo que su táctica contra Portugal sí que fue verdaderamente cobarde, y pienso que él mismo es un "cobarde deportivo" que huye hacia adelante. Dimitir hoy no habría sido cobarde sino digno y ejemplar, un gesto caballeroso. No hacerlo perjudica los intereses de nuestra selección y mancha la trayectoria profesional de un hombre que se ha visto superado por una gran cita como el Europeo. Lo siento por Iñaki. Y también lo siento por nuestro fútbol.

En Deportes

    0
    comentarios