El viernes tuve la oportunidad de conversar en "El Tirachinas" con César Luis Menotti y Javier Saviola (en el caso del "conejo", la de la Cadena Cope ha sido la primera entrevista que ha concedido en España). Dos generaciones distintas, aunque ambos forjados en una de las canteras más productivas del fútbol mundial. Como en Brasil, en Argentina pegas una patada en el suelo y te salen cien jugadores de primer nivel. Justamente este domingo se enfrentan Valencia y Villarreal (ocho futbolistas argentinos entre los dos equipos), de forma que mi primera pregunta a Menotti fue la siguiente: ¿Y aún queda alguien en su país que juegue al fútbol? Naturalmente que sí.
Desmantelado el victorioso Boca Juniors —con la consiguiente desesperación de Carlos Bianchi—, ahora Europa ha fijado sus ojos en el otro grande, el River Plate. Pedro Cortés acaba de realizar la mejor operación de su presidencia con el fichaje del "payito" Aimar, y el Barcelona ha empezado ya las negociaciones para traerse cuanto antes ("de irme sería de un día para otro", nos confesaba el propio delantero) a Javier Saviola, la pimienta de ese cóctel explosivo que formaban él mismo y Pablito: Aimar la ponía, y el "conejo" la remataba.
Me apenaría mucho que Saviola (también Riquelme) salieran de su país para ir de tumbo en tumbo por Europa. Ellos sabrán. Aimar ha acertado al venirse al Valencia —un club con una presión media, aceptable en cualquiera de los casos—, pero sería trágico para un chavalín que acaba de cumplir los 19 años convertirse sencillamente en un conejo salido de la chistera de Joan Gaspart. ¿Otro fichaje político? Menotti empleó el término "fortificación" para definir la tarea que aún le quedaba por delante a Saviola: consolidación y formación para poder dar el salto definitivo hacia el viejo continente. El Barcelona, en su actual situación, no me parece que sea la mejor elección para él.
Algo similar le ocurrió a Diego Maradona (y hablamos del indiscutible número uno mundial). Claro que el Barcelona es un destino futbolístico impagable; si las cosas funcionan reúne todos los requisitos para un jugador. Ese no es el caso ahora mismo. No lo ha sido para Dutruel, Petit o Alfonso, ni tampoco para Overmars (todos ellos con mayor experiencia que el delantero argentino). Habrá que seguir de cerca los movimientos de Saviola fuera del terreno de juego. La suya no es una decisión baladí. Dinero tendrá en muchos lugares, aunque deberá discernir si el David Copperfiel de turno sólo pretende convertirle en el enésimo conejito de la chistera.
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