En el programa del lunes estuvimos debatiendo en el "Tirachinas" de la Cadena Cope sobre la particular situación (un club que echa a Rivaldo a la calle sólo cabe definirse como "particular") que vive el Barcelona y que sufren los culés, arrastrados por su presidente no se sabe bien hacia qué catarata. Y Quique Guasch, en conversación directa con el vicepresidente Joan Castells, le aplicó tanto a él como al resto de directivos el calificativo de "cómplices". Efectivamente todos ellos son cómplices de Gaspart porque consienten los alocados movimientos del presidente, y porque si disienten (que es así) lo hacen sólo en privado, con la consiguiente desesperanza y soledad que eso debe suponerle al socio, creyente de que quien está realmente tarumba es él al exigir que no le den la patada a uno de los mejores futbolistas del mundo. Efectivamente quienes rodean a Gaspart han decidido quemar con él sus naves. En lo que respecta a nuestro protagonista de anoche, tendremos que deducir que no tiene mayor ambición que la de ser vicepresidente.
Hablamos también con Hristo Stoichkov, otro miembro ilustre de ese "club de los damnificados" al que hacía referencia en el artículo del lunes. Y el búlgaro decía otra frase que tenía mucho sentido: "Gaspart fue durante más de veinte años el segundo, y ahora sigue siendo un presidente con mentalidad de segundo". Si el "número uno" tiene mentalidad de "número dos"... ¿qué personalidad podrán tener aquellos que le rodean? Psicoanálisis al margen, lo que no puede salir diciendo todo un presidente del Barcelona en la Asamblea de socios es que estén tranquilos porque Rivaldo "ha prometido que no fichará por el Madrid". Si Gaspart tiene tanto miedo a que el brasileño fiche por el Madrid... ¿por qué le deja escapar?
Visto desde la óptica madridista, lo cierto es que la "cantera azulgrana" funciona a las mil maravillas y sigue surtiendo de buenos jugadores al primer equipo. Schuster, Laudrup, Figo (por mencionar sólo los más sonados) acabaron en el Real Madrid porque no les dejaron triunfar en el Barcelona. Y Maradona no siguió el mismo camino de puro milagro. Lo más peligroso de todo es que Joan Gaspart es un presidente fantasioso, que ve doble y ha perdido el sentido de la realidad. El lunes, por ejemplo, interpretó los abucheos hacia su persona ¡por un retraso en la presentación del equipo! Si a la izquierda de Gaspart está el disciplinado Castells, y a su derecha se encuentra Van Gaal... ¿qué más se le puede decir desde aquí al socio barcelonista? Un minuto de silencio por nuestros amigos culés.
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