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La "espantá" del Grupo Asegurador Axa abrió los ojos a más de uno. ¿Así que era posible que el Mundial se viera afectado tras el atentado terrorista del 11 de septiembre? Técnicamente hablando se denomina "factor de riesgo", y naturalmente que existe un nuevo riesgo añadido tras la intervención estadounidense en Afganistán y las palabras amenazantes de los talibanes. Sólo faltaba que apareciera Nicolás Leoz, veterano miembro de la Comisión de Seguridad de la FIFA, para adelantar que ellos no podían garantizar la celebración del Mundial-2002. Vayamos por partes.

Axa "sólo" pretende más dinero. Blatter tendrá que renegociar ahora con la aseguradora alemana o cualquier otra para que, tras valorar la nueva situación internacional, se alcance otro acuerdo. El anterior era de 500 millones de euros (multipliquen ustedes si quieren por 166,386 pesetas, o vayan acostumbrándose a la nueva monedita). El seguro añadirá a los tradicionales avales bancarios y los derechos de marketing, la posibilidad de que existan atentados terroristas en Japón o Corea durante la disputa del Mundial.

Por otro lado, no es la FIFA quien debe garantizar la seguridad sino los países que organizan el evento. La Copa América estuvo a punto de suspenderse el pasado mes de julio debido a la situación por la que atraviesa Colombia, país organizador. Tras un montón de dimes y diretes, la Confederación Sudamericana de Fútbol aceptó las garantías del gobierno colombiano y hay que reconocer que la competición fue un éxito clamoroso. La Copa la conquistó la selección anfitriona, con lo que la operación resultó redonda.

El Mundial del año que viene será especial por muchos motivos. Primero, por los países que lo organizan (por quienes son, Japón y Corea, y porque es la primera vez que se lleva a cabo un experimento de este tipo). Y segundo, porque el equipo de China participará por primera vez en su historia. No creo que esta circunstancia resulte baladí tratándose de un país en el que vive un tercio de la población mundial.

Un "aspecto colateral" de la situación generada por Axa y la "boutade" del señor Laoz: la intervención de Angel María Villar, la "sonrisa del régimen blateriano". No creí nunca que fuera a decir esto pero veo a Villar muy crecido, formado como dirigente. Estuvo despierto en el "caso-Gibraltar" y ahora ha salido oportunamente al paso de los rumores que ponían en peligro la celebración del campeonato del mundo. Ha aprendido mucho el antiguo ahijado de Havelange.

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