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Carol Rothwell halló el otro día la fórmula de la felicidad. Los ingleses son así. Llevamos miles de años persiguiendo sin lograrlo esa situación ideal y una psicóloga británica hace "¡chas!", y saca una ecuación. P+5E+3H. Así de sencillo. P+5E+3H. ¡Cómo no se me habría ocurrido antes!... "P" corresponde a las características personales del individuo (capacidad de resistencia y de adaptación, perspectivas vitales...); el término "E" alude a las necesidades existenciales (salud, estabilidad económica, amistad...), mientras que "H" incluiría aquellos anhelos más elevados como la autoestima, la ambición o el sentido del humor. Fácil, muy fácil. Y claro. P+5E+3H. ¿Quieren un ejemplo gráfico?... Jesús Gil.

Está claro que a Gil, tras solucionar su "E" con un marcapasos, le falla escandalosamente la "H". No es de ahora. La "H" le falla desde que accedió a la presidencia del Atlético de Madrid hace quince años. Sí, porque el Atleti, que ahora va a celebrar sus primeros cien años, está inexorablemente marcado por un pasado remoto glorioso, pero es también víctima de otro pasado –éste dolorosamente reciente– humillante, un pasado que le condujo a permanecer dos temporadas seguidas en la Segunda División. La ambición de Gil, que ya tiene cerca de setenta años, tira de él con fuerza hacia el pasado remoto, aquel que convierte al club rojiblanco en el tercero de España por detrás de Real Madrid y Barcelona. Su "H" rememora el doblete, la final de la Copa de Europa y la Intercontinental, y esa contradicción es la que rompe los esquemas de la señora Rothwell. Y por eso Jesús Gregorio Gil y Gil no podrá ser nunca un presidente feliz, y generará infelicidad deportiva en los que le rodeen.

Gil acaba de desear la muerte a aquellos a quienes no haya gustado su reacción. A mí no me ha gustado, por tanto me ha deseado la muerte. Y yo, a pesar de todo, le deseo que encuentre la felicidad. Este hombre ha demostrado con creces ser capaz de soportar mil "Castresanas", quinientos "Rubís" y un par de cientos de "Villarejos". Con un marcapasos nuevo se sentirá rejuvenecer y sustituirá en su cabeza a los Arteche ("es muy buena persona, pero muy bruto", le dijo hace años delante de su esposa), Quique Ramos o Setién por los Otero, Santi y Carreras. El problema no es saber si aguantará el corazón de Gil, sino dilucidar cuánto le podrá soportar el Atlético de Madrid. Viéndole así de lozano y con tanta fuerza, y comparándole con un club tan envejecido y triste como el presente, he llegado a pensar que sea uno de esos "vampiros psicólogicos" que absorben la energía. Imaginaciones mías.

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