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Juan Manuel Rodríguez

Una Champions muy cara

Lo mejor para el Real Madrid es que cuando se juegue la eliminatoria, a finales de febrero, existe la posibilidad de que haya mejorado. Sin embargo los equipos de Fabio Capello no suelen mostrar altibajos importantes

Los equipos que entrena Fabio Capello son equipos con nombre y apellido, en concreto el de su técnico. En España se hablaba siempre del Real Madrid de Capello, y cuando entrenó a Roma y Milán ambos llevaban como sempiterna coletilla el apellido de don Fabio. Ocurre lo mismo con la Juventus de Turín que, para no ser menos que el resto, es también la Juve de Capello. Eso lo resume absolutamente todo. Como buen italiano, Capello suele despreciar ampliamente el balón; sus equipos son antiestéticos, estajanovistas y muy disciplinados en defensa,  pero, habitualmente, sacan partido de su solidez defensiva.

La Juve tenía un problema y llamó a Capello; ahora la vecchia signora lidera con solvencia la Liga italiana y en la primera fase de la Champions League sólo ha encajado un gol, en la última jornada, ante el Maccabi, cuando todo estaba decidido. El resto de partidos los ganó todos por un gol a cero, o lo que es lo mismo: la Juve de Capello. ¿Cuánto habría aguantado la afición del estadio Santiago Bernabéu con ese estilo de fútbol?... Eso no podremos saberlo nunca porque, tal como vino, Capello se fue; lo hizo con una Liga, un buen saco de millones y una "jamón connection" que, según me cuentan, le sigue funcionando a las mil maravillas. Lo mejor para el Real Madrid es que cuando se juegue la eliminatoria, a finales de febrero, existe la posibilidad de que haya mejorado. Sin embargo los equipos de Fabio Capello no suelen mostrar altibajos importantes.

Al Barcelona le ha tocado otro hueso duro de roer, el líder de la Premier League. José Mourinho ha trasladado desde Dragao hasta Stamford Bridge su forma de entender el fútbol. El traductor portugués consigue que sus equipos jueguen bien al fútbol pero sin descuidarse en labores defensivas, un complicado equilibrio que otorgó la última Copa de Europa al Oporto que ahora entrena Víctor Fernández. Si el incansable Roman Abramovich se sale con la suya, Joaquín podría jugar contra el Barcelona vistiendo la camiseta del Chelsea inglés. Pero el Barça no tiene por qué tenerle miedo absolutamente a nadie, tampoco al equipo del magnate ruso. Sus vibraciones son totalmente opuestas a las madridistas y es probable que, ahora mismo, juegue el mejor fútbol de Europa. La Liga española está bien representada.

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